Los robots ya atienden a los clientes
El autómata franco-japonés Pepper es capaz de interactuar con los usuarios, reconocer sus emociones y responder a preguntas
Aunque en España pueda sonar a ciencia ficción, en Japón entrar en una tienda o centro comercial y encontrarse con un robot que te atienda es algo relativamente común. En especial desde el año pasado, cuando se puso a la venta el robot Pepper, un autómata capaz de mantener conversaciones con los humanos y analizar sus emociones.
«Cuando la gente interactúa con un robot se da una empatía muy interesante. Por ejemplo, es curioso que cuando una empresa diseña un robot con aspecto humano, la gente lo rechaza, les da miedo. En cambio, cuando tiene aspecto de robot, la gente interactúa con él, no siente rechazo, sino curiosidad», explica a este diario Nicolas Boudot, director en Europa de Softbank Robotics.
Pepper es, precisamente, un robot con aspecto de robot, aunque su diseño humanoide presenta también una cara de aspecto jovial que invita a confiar en él. Ha sido diseñado por la francesa Aldebaran Robotics y Softbank Robotics (que ha acabado comprando Aldebaran) y llegó al mercado el año pasado para atender a clientes en las empresas, aunque también se pensó para que familias lo introdujesen como robot de compañía.
«El robot tiene cámaras, micros y sensores para entender lo que dicen los clientes y ver cómo reaccionan. Si el robot ve que el cliente reacciona bien, adapta su manera de comportarse; si no, busca otras formas», explica a modo de ejemplo.
La firma ha vendido más de 10.000 robots en Japón, y la mayoría están en empresas. Su principal cliente es la propia Softbank, que tiene más de 2.000 robots en sus tiendas de telefonía. También Nissan tiene Peppers en sus concesionarios, y Nestlé ha dispuesto varios robots para vender cafeteras en tiendas de electrónica. En Europa, Carrefour tiene una veintena de estos robots (un par de Madrid) y Costa Cruceros también es cliente de la firma.
«Se valora especialmente que el robot es capaz de atender y responder a los clientes, y que es una especie de puente entre lo físico y lo on line. El robot está conectado a la nube, puede adaptar su comportamiento a hombres, mujeres, grupos de edad... De hecho, recolecta los datos de quien se le acerca, por lo que las empresas pueden luego analizarlos para saber cosas como cuándo hay más gente en las tiendas, sus edades...», agrega Boudot.
El robot es producido por Foxconn (también es socia del proyecto), y son capaces de servir en unas cuatro semanas a las empresas interesadas. Su coste, entre el autómata y el contrato de servicios, es de unos 20.000 euros.
Sobre la introducción de estos robots en las familias, Boudot asegura que se dieron cuenta «de que la gente espera poder hablar de tú a tú con los robots, en lenguaje natural. Estamos trabajando en ello, pero para no crear frustración hemos preferido priorizar las ventas a las empresas».
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