RESACA TRAS LA ASAMBLEA DE LA PATRONAL

El rival tras la puerta

A distancia 8 Rosell (izquierda) y  Garamendi (derecha), en la asamblea de la CEOE de esta semana

A distancia 8 Rosell (izquierda) y Garamendi (derecha), en la asamblea de la CEOE de esta semana

MERCEDES JANSA / MADRID

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Miércoles 17, 14.30 horas, hall del Palacio Municipal de Congresos de Madrid casi vacío, apenas queda una docena de empresarios que han asistido a la asamblea de la CEOE que ha reelegido a Juan Rosell como presidente... Con una sonrisa de satisfacción Joaquim Gay de Montellà, presidente de Foment del Treball, intenta arrancar a Arturo Fernández, aún presidente de la patronal madrileña CEIM de manos de los últimos que quieren saludarle y de los medio de comunicación que buscan su visión de la jugada. Se ve que hay buena relación entre ambos y se suben al mismo coche. Minutos antes, Rosell ha protagonizado una escena similar y con un testigo de excepción, su hijo mayor.

Los tres empresarios han sido los actores y libretistas de una obra que no ha contado con el aplauso unánime del público congregado. Más bien se ha abierto una brecha por la mitad -solo 33 votos le han dado la ventaja a Rosell frente a su rival, el empresario vasco Antonio Garamendi- que habrá que cerrar en los próximos cuatro años en los que ambos se verán las caras frecuentemente, el primero como presidente y el segundo como vicepresidente nato en representación de la Cepyme.

Para llegar a donde está hoy, Rosell tuvo que apoyarse en muletas madrileñas hace cuatro años. Había que levantar la cabeza tras la etapa de Gerardo Díaz Ferrán, cuñado de Fernández. Este manejaba varias llaves, como ha vuelto a demostrar al poner toda la organización a disposición de Rosell, pese a que a Garamendi le habían prometido una veintena de votos para ganar.

La brecha abierta se debe también a un clima enrarecido tras una agria campaña salpicada de reproches de deslealtad y anónimos descalificatorios hacia el catalán.

El siguiente asalto de esta lucha por el poder será el 14 de enero, cuando se conozca qué espacio ha dejado Rosell a sus críticos en el comité ejecutivo y en las vicepresidencias. Pese a tratarse una organización muy presidencialista, el resultado de las elecciones internas no han dejado mucho margen a Rosell para aplicar una discrecionalidad que los críticos le reprochan.

Garamendi, al que los seguidores de Rosell recuerdan callado estos años atrás, no parece dispuesto a dar un paso atrás. Quiere que el presidente de la patronal informe de todos sus planes en los órganos de dirección, que se debatan todas las cuestiones que sea necesario y poder dar a conocer su punto de vista.

Todo dependerá de cómo Rosell maneje su mano izquierda. El miércoles salió de la asamblea más serio de lo que entró y advirtiendo de que no tenía la misma ilusión de antaño, aunque sí más responsabilidad.

El diálogo social también medirá su autoridad. En enero debería firmar un acuerdo que marcará la negociación colectiva de los próximos años y se verá si acepta una subida salarial -CCOO ha puesto el 1,3% encima de la mesa- o si sigue el ejemplo del Gobierno y mantienen la congelación, como en el sector público.