PROPUESTA RENOVADORA

Respirar el agua de las piscinas

Indescat, el clúster de las empresas del deporte, coordina la investigación sobre calidad del agua

Partido de waterpolo en la Barceloneta.

Partido de waterpolo en la Barceloneta.

JOSEP-MARIA
URETA

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Al  entrar en el recinto de una piscina cubierta se activan dos sentidos, olfato y oído. Huele de manera especial, a limpio pero más de desinfectante que ambiental. Y el griterío rebota de manera distinta porque es un espacio cerrado de grandes dimensiones pero diáfano.  ¿Y el gusto? Se entera de que está en un medio distinto al hábitat natural del ser humano en cuanto traga agua. Que tenga mal gusto o huela de manera intensa es una sensación que todos los usuarios de piscinas tienen asumido y asociado a la salubridad, dado el alto poder transmisor de enfermedades del agua y del aire.

¿Es una servidumbre inevitable para quienes practican la natación -el baño pertenece a otra categoría del ocio— tener que tragar y oler un agua dominada por los desinfectantes, el habitual cloro?

No. Si a quienes practican la natación como ejercicio saludable se suma a quienes se dedican a ello de manera intensiva, los nadadores de competición y los waterpolistas, la presencia dominante del cloro puede llegar a tener efectos secundarios que también deben ser considerados en el capítulo de los efectos secundarios de la vida saludable, incluido el deporte de élite como modelo para generaciones jóvenes.

Reducir los efectos

Establecer como nociva la influencia de los desinfectantes en la práctica de la natación en recinto cerrado y el entreno para deportes olímpicos requiere un triple planteamiento. Que lo detecten los usuarios habituales, que lo confirmen los facultativos y los investigadores en los productos  afectados y que lo vean como un problema a superar los fabricantes de piscinas.

Ha sucedido en Barcelona, aunque de momento la mejor y casi única pista es el premio que el clúster Indescat (Indústria de l'Esport de Catalunya), que agrupa a más de 60  empresas relacionadas con la práctica del deporte ha otorgado a un proyecto que bajo la denominación Salut ha concertado al Club Natació Barceloneta, el Hospital Clínic, la Universitat Autònoma de Barcelona y la empresa vallesana Fluidra.

Siguiendo su espíritu fundacional, Indescat ha propiciado que Fluidra, líder mundial en construcción y mantenimiento de piscinas, acordara con el Club Barceloneta el ensayo de un nuevo proceso de depuración de sus piscinas, sean aficionados o deportistas de élite que han dado gloria al club. De la trascendencia de la propuesta da constancia que dos entidades de alto nivel investigador, el Hospital Clínic (especialidad de Neumología)  y la Universitat Autònoma (Ingeniería Química) han aportado sus modelos de análisis para convertir en tesis sostenible un experimento entre socios del Barceloneta.

El doctor César Picado, neumólogo del Clínic cuyos trabajos tienen proyección internacional, explica que «ya eran conocidos los problemas de irritación de nariz y de ojos, y en algunos casos respiratorios» de quienes acuden con frecuencia a una piscina, sobre todo si es cubierta. Los desinfectantes son la causa.

Un palmo por encima

El fenómeno se agudiza si se trata de personas que pasan buena parte de su jornada laboral en ese medio, sean socorristas o monitores (que no están inmersos en la piscina) o nadadores y waterpolistas. «Todos respiran el primer palmo por encima del agua». Los deportistas de competición, más, con otra distinción, «los nadadores llevan gafas protectoras, los waterpolistas, no», advierte Picado. ¿Se puede medir el grado de afectación de estos efectos?

Sí y la novedad se conocerá en marzo, tras la depuración de datos de una encuesta que se ha efectuado en el Barceloneta. El universo han sido, de un lado, más de 600 socios del club, y de otro medio centenar de  nadadores y waterpolistas. Se hicieron encuestas entre los usuarios sin concretar el objetivo y en periodos distintos tras cambiar el método de depuración de la piscina.

A falta de la concreción científica, es decir, que se publique y se reconozca su solidez (en lo que trabajan el Clínic y la UAB), la tesis de fondo prospera: si se cambia el método de tratamiento del agua de la piscina, «los síntomas más comunes de irritación en ojos y nariz, o de afectación de las vías respiratorias, pueden ir desde la disminución significativa a la total desaparición».

La clave la tiene Fluidra, que ha ensayado en las piscinas del Barceloneta un nuevo sistema de depurado, en el que los productos químicos tienen un papel secundario. El anticipo lo aporta el doctor Picado: «No me esperaba que hubiera tanta diferencia entre la primera y la segunda fase de investigación», en referencia al cambio de sistema de depuración.

Un hito importante

Xavier Esteve, director general de Indescat, ha descrito este modelo de cooperación entre empresa, científicos de universidad y club deportivo como «un caso singular que merece especial atención porque no es frecuente y marca un hito importante en el modelo de colaboración que proponemos desde Indescat. Sabemos que el deporte es una actividad cada vez más extendida en toda la sociedad, y también que una de sus deficiencias más llamativas es la falta de conexión entre empresas proveedoras de material, los clubs que vehiculan la práctica y los investigadores que entienden que su actividad es multidisciplinar».

Cuando en marzo se conozca la evaluación científica del experimento en el Barceloneta, en Indescat respirarán satisfacción.