FIRA DE BARCELONA

Relevo difícil en el motor económico catalán

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OLGA GRAU - SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA

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El relevo de Josep Lluis Bonet en la presidencia del Consejo de Administración de  Fira de Barcelona está siendo más lento y complicado de lo esperado. La institución afronta el cambio de la presidencia y la renovación de más de la mitad de los nueve miembros de su consejo de administración en un momento de equilibrios políticos delicados que requieren consenso entre las instituciones patronas de la entidad: la Cambra de Comerç de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona.

En la primera no ha habido prácticamente cambios desde que la preside Miquel Valls desde el 2002. Mientras que en las dos instituciones de la plaza Sant Jaume se han producido modificaciones significativas: en la Generalitat, hacia una política independentista; y en el ayuntamiento, con la entrada de una nueva fuerza inédita en el poder hasta hace dos años, con la alcaldesa Ada Colau al frente.  

Algunos empresarios reclaman que el perfil de la presidencia no solo reúna el consenso institucional para garantizar el impulso de este motor económico catalán, si no que permita que Fira no se politice. Son los que han criticado más la posibilidad de que el empresario Miquel Martí, actual consejero de Fira, presidente de Moventia y miembro del lobi empresarial Femcat, sea presentado como candidato  a la presidencia por parte de la Cambra. Y, de hecho, ha dejado de sonar como posible relevo a Bonet.    

La principal excusa para el descarte  sería el hecho de que Martí aspira a presentarse al contrato para el servicio de bicing de la ciudad de Barcelona, tras ganar el contrato de París por un volumen de 400 millones de euros, lo que podría generar un conflicto de intereses, dado que  la Fira está participada por el Ayuntamiento.

RESPONSABILIDAD DE LA CAMBRA

Martí aparecía como la opción por la que apostaba Miquel Valls, el presidente de la Cambra de Comerç, aunque nunca lo ha reconocido oficialmente, pero tampoco lo ha negado. La Cambra tiene la responsabilidad de realizar la primera propuesta, tanto del candidato a presidente, como de los otros puestos en el consejo que se renuevan.     

No obstante, la candidatura de Martí recibió desde el primer momento críticas de sectores empresariales que le consideraron demasiado cercano a posiciones soberanistas, perfil opuesto al de Bonet, quien siempre se posicionó en contra del proceso independentista catalán y preside la Cámara de España. Paradójicamente, Bonet siempre ha considerado a Martí un buen candidato y ha recordado que él mismo nunca ha defendido sus ideas  políticas desde su sillón de presidente del consejo de administración de la Fira.

El consejo general de Fira se reúne dos veces al año y aprueba los nombramientos de consejeros y presidente. Tiene su primera cita anual en la primera quincena de julio. La propuesta de la Cambra tendría que haberse anunciado previamente en el pleno de esta institución. Las negociaciones a tres bandas deberían estar listas pues en unas tres semanas, o quedará aplazada hasta diciembre. En este caso, la opción sería prorrogar a Bonet hasta entonces. Esto permitiría realizar las negociaciones con más calma y con un panorama político más claro.

SOLUCIÓN PROVISIONAL

Otra opción que se baraja es la del empresario Pedro Fontana, presidente del grupo francés Áreas, que ya es consejero pero que tiene el inconveniente de que solo le quedan dos años de mandato. Sería una solución también provisional, pero que permitiría «rodarse» al relevo que saldría de las nuevas incorporaciones.    

Desde el Ayuntamiento de Barcelona, además, se apuesta por aprovechar la renovación de la Fira para incorporar representantes de la nueva economía, sobre todo del ámbito digital, y  ampliar el número mujeres. Entre las candidatas estarían <strong>Helena Guardans</strong> e <strong>Inma Amat</strong>

Sobre la mesa hay dos opciones: si se opta por alguien que ya esté el consejo el consenso apunta a Pedro Fontana. Si se opta porque la presidencia la ocupe un nuevo miembro, como ocurrió cuando se incorporó Bonet, se buscaría un empresario o empresaria que pudiera reunir el consenso político. La decisión no está resultando fácil y el tiempo se echa encima.