SECTOR DE HIDROCARBUROS

Pugna entre gigantes rusos

La petrolera estatal Rosneft exige acabar con el monopolio de Gazprom en la exportación de gas La compañía es la 5º del mundo en producción y está presidida por un próximo a Putin

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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Rosneft, la principal petrolera rusa y quinta del mundo, con una producción de 4,7 millones de barriles diarios en el 2014, quiere romper el monopolio del que disfruta Gazprom en la exportación de gas a través de gasoductos. En una carta hecha pública el pasado jueves, la vicepresidenta de la compañía, Larisa Kalanda, pidió al viceministro de Energía, Kiril Molodtsov, que el Gobierno permita la participación de compañías ajenas al gigante gasístico en los grandes proyectos emprendidos recientemente y que incluyen la construcción de gasoductos para transportar esta fuente de energía a China y para evitar el tránsito por Ucrania del suministro destinado a Europa.

«El desarrollo del sistema en beneficio de un solo productor excluye la posibilidad de la optimización, por no aprovecharse el trabajo conjunto de los participantes del sector», reza la misiva, según Ria-Novosti. «El conflicto de intereses en Gazprom, que por un lado es el monopolio en la distribución del gas y por otro, es el mayor suministrador, se debe superar, creando una empresa aparte encargada de distribuir y almacenar el gas», concluye.

Efecto de las sanciones

Igor Sechin, amigo personal de Vladímir Putin, con quien trabajó en la alcaldía de San Petersburgo a mediados de los 90, es el presidente ejecutivo de la compañía, que además fue la principal beneficiaria de la expropiación por el Estado ruso de Yukos -cuya cabeza era Mijail Jodorkovski- ya que asumió la mayoría de los activos de la petrolera del oligarca caído en desgracia cuando esta fue desmantelada en los 90. Como parte del paquete de sanciones impuesto a Rusia por la guerra en Ucrania, Washington prohibió a Sechin visitar EEUU, congeló sus activos en territorio estadounidense y prohibió a compañías norteamericanas cerrar negocios con sus empresas.

Precisamente, algunos expertos consideran que la disputa entre las dos principales compañías en el lucrativo mundo de los hidrocarburos rusos obedece al perjuicio que tienen las sanciones en la actividad de Rosneft, empujándola a diversificarse hacia el sector del gas que, por el momento, no está afectado por la tensión entre Rusia y Occidente. También a las caídas en el precio del crudo por la ralentización económica china y a la rehabilitación de Irán. El precio del barril Brent cerró el viernes en 54,62 dólares, el más bajo en seis meses.

Pero mientras el subsector del petróleo en Rusia parece renquear, el del gas se haya en plena expansión. En mayo del 2014, Gazprom y la china CNBC firmaron un contrato por valor de 400.000 millones de dólares para el envío de 38.000 metros cúbicos de gas anuales durante 30 años a través del gasoducto que comenzó a construirse en septiembre denominado Fuerza de Siberia. El acuerdo tiene implicaciones geopolíticas, ya que refleja la búsqueda de Moscú de mercados alternativos al europeo.

También construye el gasoducto Turk Stream, bajo el mar Negro, y amplia la redes de oleoductos Nord Stream, que atraviesan el Báltico, para evitar que el gas ruso transite por Ucrania, y el monopolio energético deba pagar a Kiev derechos de peaje.