MEDIDAS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

El vatio que no cesa

Las teles y otros aparatos que no se apagan del todo cuestan unos seis euros de media al mes

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Entre 150 y 200 vatios (W) permanecen encendidos en los hogares mientras las familias duermen. Parece poca cosa, pero esos vatios que no reposan que se traducen en unos seis euros al mes de media (72 euros al año) en el recibo de la luz. Y se podría evitar desconectando completamente los televisores o el DVD, que no tienen por qué estar semiapagados.

«Basta con un stand-by killer», explica Ramón Silva, responsable de innovación en servicios energéticos de Gas Natural. El nombre en inglés designa dispositivos que desconectan estos aparatos que no están apagados sino en reposo (gastan menos, pero gastan). Estos sistemas pueden ser programables e incluso funcionan con mando a distancia. El más simple es la regleta de enchufes con interruptor.

Aislamiento y lavavajillas

En época de estrecheces como la actual, cualquier ahorro vale. Y la suma de pequeñas actuaciones permitiría ahorrar a los españoles 1.461 millones de euros al año, o el equivalente a tres millones de facturas del móvil, con solo ligeros cambios y nuevos hábitos, que incluyen desde mejores aislamientos hasta el uso de la lavadora y del lavavajillas con carga completa, según el último índice de eficiencia energética de Gas Natural.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), una familia paga 643 euros al año de media en electricidad y otros 457 en gas, lo que suma 1.100 anuales. Cualquier recorte multiplicado por el gasto anual es importante. Por ejemplo, una hora de plancha, que pese a ser de uso esporádico es de los electrodomésticos que más gasta, equivale al consumo lo que consume una tele encendida 20 horas o un ordenador trabajando a pleno rendimiento durante seis horas y media. Un modelo que se caliente en 90 segundos frente a los ocho minutos habituales ahorra el 33% de energía y hasta el 66% de agua. Es solo un ejemplo.

En Catalunya, donde el indicador de eficiencia energética está al nivel más elevado (6,82 sobre una escala de 10 y una media española de 6,2), existe aún un potencial de ahorro de unos 220 millones de euros año. Lo cierto es que el mejor de los incentivos para la eficiencia sería primar con precios más bajos a quienes más ahorran. Este tipo de «señales de precio» las ha estudiado Gas Natural, pero las descarta a corto plazo, según Josep Codorniu, director de Soluciones Energéticas. Cuando se hayan implantado contadores inteligentes en las casas (hay que renovar un parque de unos 28 millones hasta el 2018) será más fácil adaptar las tarifas al consumo.

Ante los costes del proceso, se opta por ahora por las pruebas piloto. Gas Natural junto con Indra participaron en una de ellas a escala europea, consistente en integrar internet y las nuevas tecnologías en los hogares. El estudio en 60 viviendas de Sant Cugat arrojó un ahorro medio del 20% en luz, gas y agua.

Además de la regletas de enchufes, los consejos más simples para ahorrar se centran en pequeños cambios. Uno de ellos es el termostato para la caldera de la calefacción. También es gratuito usar la carga completa en el lavavajillas y la lavadora o emplear ollas que ocupen el radio de los quemadores para aprovechar más el calor. «Son medidas sin coste y que producen ahorros», dice Codorniu.

Además se pueden cambiar las bombillas, en proceso paulatino de retirada del mercado en la UE, por iluminación de bajo consumo. Según diversos estudios, el 86% de la iluminación de las viviendas ya es de este tipo. En el otro extremo, con mayores costes, pero con resultados más espectaculares, se puede invertir en nuevas puertas y ventanas que, en los casos más extremos, pueden proporcionar ahorros de hasta el 20% amortizables en periodos de hasta 11 años.

A pesar de que en la encuesta que hace Gas Natural se detecta que crece la concienciación hacia la eficiencia energética, «esto no se traslada al consumo», dice Codorniu. Como los hogares disponen de menos dinero, los electrodomésticos tardan más en renovarse y son, por tanto, menos eficientes. «Los hogares no suelen hacer cálculos de retorno de la inversión, sino que ven lo que les cuestan las cosas en el momento», explica. Pero sea con medidas que cuesten dinero o con otras que solo requieren cambiar costumbres, el potencial de ahorro es aún superior al 8%.