ESTUDIO DE LA GENERALITAT

Barcelona encabeza la subida de los alquileres en Catalunya

Presentación informe sobre el mercado del alquiler

Presentación informe sobre el mercado del alquiler / periodico

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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El incremento del precio medio de los alquileres se aceleró en el 2015 en toda Catalunya, pero especialmente en Barcelona y alguna otra ciudad. En el conjunto de la comunidad autónoma, los inquilinos pagaron una media de 572,39 euros, lo que supone un  3,9% más que en el 2014, mientras que en Barcelona la media fue de 755 euros, un 7% más.

El encarecimiento de los alquileres en la capital catalana es muy desigual en función de los barrios. Así, los incrementos más altos del precio medio en el 2015 se dieron en Sant Martí (9,4%), Les Corts (8,5%) y Sarrià Sant Gervasi (7,4%). En cambio, los que tienen los alquileres más caros son Sarrià (1.051 euros), Les Corts (925 euros) y Eixample (831 euros).

El mapa de Catalunya de los precios de los arrendamientos muestra una clara diferencia entre las zonas más caras y el resto. Los alquileres más elevados se localizan en Barcelona y el área metropolitana, las comarcas con más presencia de viviendas destinadas a turistas, como el Empordà, la Selva, Tarragonès y Cerdanya). Por encima de 500 euros al mes se encuentran el área metropolitana de Barcelona, el Garraf y el Vall d'Aran.    

DESAJUSTE ENTRE OFERTA Y DEMANDA

Estos datos figuran en un estudio sobre el mercado de alquiler presentado hoy jueves por la 'consellera' de Governació, Administracions Públiques i Habitatge, Meritxell Borràs, que detecta un desajuste entre el encarecimiento y una caida de los contratos nuevos, que el año pasado descendieron un 5,3% en Catalunya y un 8,5% en Barcelona. Esta estadística se basa en el registro de fianzas de los inquilinos del Institut Català del Sòl (Incasòl), que en el 2015 contabilizó 141.767 contratos nuevos.

A pesar de la caída de nuevos alquileres, el saldo neto entre altas y bajas fue positivo con 40.689 viviendas alquiladas más en un parque total acumulado de 520.839 contratos vivos, según ha explicado el secretario de Habitatge de la Generalitat, Carles Sala. En la ciudad de Barcelona hubo un salfo neto positivo de 9.414 viviviendas más de alquiler en el ejercicio pasado. 

La subida de los precios "no tiene mucho recorrido debido a que la demanda no la acompaña", según ha explicado el economista especialista en sector inmobiliario Agustí Jové, que advertido de que la suscripción de nuevos contratos va más lenta, a pesar de que el mercado se encuentra en una fase de recuperación, que las expectativas de los propietarios de obtener más ingresos después de sufrir fuertes caídas en los precios durante la crisis. Sin embargo, Catalunya está lejos de una hipotética burbuja especulativa en relación con el alquiler debido a que no se trata de un bien de inversión, según Jové.  

EFECTO DEL TURISMO

El fuerte incremento del precio en Barcelona no tiene relación directa con el auge de los alquileres destinados a turistas, según la opinión de Jové, que ha argumentado que la subida es más pronunciada en otras ciudades y que se produce, como tendencia, en toda Catalunya, por lo que considera que se trata de una dinámica propia del cambio de ciclo del mercado. A su juicio, "el mercado turístico está escindido porque no existe un trasvase de viviendas de alquiler con el mercado residencial". 

Los datos muestran un viraje del mercado al disminuir el peso del efecto de la rotación provocada por la búsqueda de alquileres con precios más asequibles, lo que repercute en una disminución de la cifra de contratos nuevos, según el estudio. Además, en el cuarto trimestre del 2015 se registró un descenso del precio medio en todas las zonas excepte en la comarca del Penedès, lo que apunta, según Territori, a "una posible estabilización de las rentas que habrá que acreditar con los datos en los próximos trimestres".

El presidente de la Cámara de la Propiedad Urbana de Barcelona, Joan Ràfols, ha advertido de que, pese al inicio de recuperación del sector, el mercado de la vivienda se encuentra en uno de los niveles más bajos desde 1960. 

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