¿Por qué baja el petróleo?

Pozo de petróleo en Sakhir (Baréin).

Pozo de petróleo en Sakhir (Baréin).

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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El del petróleo es un mercado singular. El precio del barril estándar de 159 litros de crudo no se determina solo por el principio de la oferta y la demanda, sino que manda también la geopolítica. Y mucho. Hoy por hoy se producen a diario en el mundo de 1,5 a dos millones de barriles más de los que se consumen. Si primaran los fundamentos de mercado, se restringiría la oferta y subirían los precios. Y no es así, pese a que en 18 meses han caído en torno al 70%, hasta el nivel de hace 13 años.    

Tras levantarle las sanciones, Irán regresa al mercado. Y lo hace durante un invierno más benigno que en otros años y con China, la segunda economía mundial, dando síntomas de debilitamiento. En resumen, con una demanda a la baja. A la vez, los países avanzados, integrados en la OCDE, tienen los almacenes llenos de existencias. Pero la oferta no se reduce. Y los mercados, de materias primas y las bolsas se inquietan y se viven jornadas de pánicobolsas, a las que siguen fuertes subidas, como el viernes, por las incertidumbres.  

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"Lo que sucede tiene mucho que ver con la geopolítica. Por eso no se acaba de entender lo que pasa", explica Ángel Sas, director de Esade Geo, el centro de la escuela de negocios barcelonesa para la economía y geopolítica globales. En todo caso, el impacto del descenso de la oferta que se esperaba por la pérdida de rentabilidad de la extracción de nuevos hidrocarburos con fracturación hidráulica o 'fracking' en EEUU se ha retrasado y podría producirse a finales de año o principios del 2017 y llevar el  barril en torno a los 50 dólares, afirma Sas.

Miguel Ángel Ariño, profesor del IESE, recuerda que "el petróleo es una de las materias primas más volátiles. A diferencia de la bolsa o la economía, que se basan en los fundamentos, varía mucho en función de decisiones políticas". Influyen temas como si Rusia o Arabia Saudí lanzan uno u otro mensaje, las tensiones entre países... Lo cierto es que hoy por hoy, los productores prefieren mantener la cuota de mercado, aunque sea a costa de ingresar menos.

Eso supone un seguro ante posibles reducciones del consumo y un test para determinar "cuánto hay de real en los compromisos adquiridos en la última Cumbre del Clima, celebrada en París para rebajar las emisiones contaminantes", explica Sas. De hecho ya hayexpertos que reclaman aprovechar los precios bajos para eliminar subvenciones a los combustibles fósiles (petróleo o gas) e introducir reformas en los países productores.    

AHOGARSE EN LA OFERTA

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En este contexto, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) -que agrupa a las mayores potencias industriales del mundo y a la vez consumidoras de petróleo-, ha alertado de que "el mercado del crudo podría ahogarse en un exceso de oferta". Lo curioso es que apenas un año y medio atrás los analistas avisaban de que había que prepararse para un barril en torno a los 150 dólares.   

Pero a pesar de todos estos factores, el cártel que abastece alrededor de un tercio de la demanda mundial, la OPEP, sigue bombeando más de 30 millones de barriles al día y los productores que no forman parte de esta organización, como Rusia, también mantienen la producción. Nadie da su brazo a torcer en aras a mantener la cuota de mercado. "Con una señal de la OPEP y de otros productores como Rusia, afirmando que producirán menos, el barril se dispararía 15 dólares", dicen los expertos.

BINOMIO ARABIA E IRÁN

Con su estrategia, Arabia Saudí, el primer exportador mundial y líder en la OPEP, a la vez que frena la expansión de los nuevos hidrocarburos en EEUU trata de evitar que su principal enemigo en la zona, Irán, se haga un hueco en el mercado. Pese a que producir menos elevaría los precios, el objetivo es frenar la competencia, como años atrrás se logró disminuir la capacidad de otros productores con mayores costes, como los del Mar del Norte. Entre otros factores, hay una partida con dos grandes jugadores en la zona, Arabia Saudí, de mayoría suní; e Irán, dominada por los chiís y con intención de llenar el mercado con más petróleo.

Pese a que tienen capacidad de resistir, los saudís, cuyas ventas al exterior dependen en más del 90% del petróleo, han tenido que apretarse por primera vez el cinturón por un déficit público que ha llegado al 15% del PIB. Sus ingentes reservas de divisas, unos 700.000 millones de dólares, le dan para sobrevivir más tiempo sin emitir deuda. Puede tirar de estos ahorros o cambiar su régimen fiscal interno, explica Sas.

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En esa línea se incluiría la prevista colocación en bolsa del gigante público saudí Aramco, la mayor petrolera mundial. Además, aunque no tenga necesidad de emitir deuda, si la tratan de vender la colocarán porque sus reservas de petróleo, más de 267.000 millones de barriles, y de divisas, son un buen aval.

Pero hay otros productores con menos capacidad de resistencia e inmersos en una crisis económica que puede desembocar en crisis sociales, como es el caso de Venezuela o Nigeria, que necesitan el barril a más de 100 dólares. Pero su capacidad de forzar subidas de precios es pequeña.

Y además está la industria. Las petroleras han paralizado inversiones de unos 400.000 millones de dólares, de las que más de la mitad son en aguas profundas (cuya rentabilidad solo se alcanza con un barril en torno a los 80 o 90 dólares). Y se han deshinchado miles de millones de euros en la bolsa.

Como afirma Ariño, "en economía no existen la causa-efecto directa y hay muchos factores y variables que se entrecruzan. La bajada actual del crudo, si todo sigue igual, va bien a las economías occidentales, pero otros factores pueden aminorar las ventajas, como China. Y eso, a su vez, genera incertidumbre y debilita la actividad". Es una de la consecuencias de la globalización.