Pioneros

Cuando hace tres décadas se medían los índices europeos de penetración de la sociedad digital entre los ciudadanos (Joan Majó era uno de los apóstoles,) España solo destacaba en uno de la decena de indicadores para medirlo (y no ha progresado): la red de cajeros automáticos, por ser redes de conexión informática de alta capacidad de explotación. Lástima, se quedaron solo en dar servicio a sus clientes y fomentar la investigación de la industria japonesa proveedora de  los cajeros. Recordemos este mérito de los pioneros antes de los  reproches.

La campaña de denuncia de la doble comisión por uso de cajeros automáticos ha tenido éxito entre los usuarios y las organizaciones que lo han denunciado. La alianza del resto de bancos para compensarlo es de manual de comunicación, y deja en segundo lugar el argumento obvio de que acceder a un cajero ajeno a la red informática del propio banco genera un gasto. Quién asume ese coste debió ser el único objeto de controversia. A falta de mecanismos de arbitraje de consumo  -los bancos, en su altivez, siguen sin entender el papel amortiguador de estas entidades- hemos llegado a la escalada de denuncias actual. Ganará el usuario. Ojalá la banca reaccione solo innovando, como hace tres décadas.