Mirador

La patronal catalana también dice 'no'

JOAQUIM COLL

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Poco a poco empezamos a salir de la espiral de silencio que el soberanismo logró imponer en Catalu-nya a mediados del 2012 y que tuvo su momento cumbre durante las semanas posteriores a la manifestación de la Diada. Algunos recordarán que en aquellos días parecía que los empresarios no solo eran ya firmes partidarios del derecho a decidir, sino que incluso la mayoría se habían convertido a la nueva fe independentista, si nos creíamos los sondeos que dieron a conocer tanto la vallesana Cecot como la asociación de pequeños y medianos empresarios organizados en Pimec. Lo que pocos medios destacaron es que en dichas encuestas participaron únicamente en torno al 10% de los asociados, los más favorables, claro está, al Estado propio, mientras que la inmensa mayoría optó por no opinar, por no mojarse, ante la anunciada fuerza del tsunami. La aparente conversión del empresariado al independentismo sirvió durante aquellas semanas previas al 25-N para redondear un discurso según el cual la secesión era ya un proceso inevitable, y queArtur Mas, con su pretendida mayoría excepcional, iba a encargarse de encarrilarlo felizmente.

Pues bien, la noche electoral esa Catalunya enmudecida ante la espiral de silencio habló, evidenciando que la realidad política del país era mucho más compleja. El propioMasreconoció que no había mayoría para el Estado propio. Sin embargo, el pacto con ERC lo ha vuelto a colocar sobre los antiguos raíles, los que nos llevan al choque de trenes, por lo menos sobre el papel. Claro está que lo ha hecho porque está en juego su supervivencia política, pues de otro modo tendría que reconocer el fracaso de su apuesta. Y eso es lo último que, cuando se ocupa el poder, suele hacerse.

Ayer también habló claro el presidente de la gran patronal catalana,Joaquim Gay de Montellà, que reclamó aMasel fin de la escapada soberanista. El dirigente de Foment empezó afeando el pacto de CiU con ERC, pues económicamente lo considera desacertado, e hizo un llamamiento a ambos gobiernos, el español y el catalán, a negociar. Pero no a negociar la organización de la cacareada consulta, sino algo mucho más prosaico, el hace dos días famoso pacto fiscal, olvidado hoy por todos. O sea, le pide alpresidentque vuelva a la casilla de salida, al 2010. En realidad, hoy sabemos que todo el debate sobre la financiación que el año pasado consumió tantas energías fue expresamente acelerado con el objetivo de teatralizar su fracaso y de justificar así el inicio del proceso soberanista. Lo queGayreclama ahora es empezar de nuevo, a la espera de ver lo que el Gobierno deMariano Rajoy está dispuesto a ofrecer este 2013, que es cuando de verdad toca revisar la financiación autonómica.

El mundo empresarial no ve la oportunidad de celebrar una consulta de autodeterminación, y mucho menos consumar un choque de trenes con el Estado. Económicamente es un despropósito. Por eso, ante la tentación de saltarse la legalidad, los empresarios piden calma, diálogo y negociación. Y que si al final hay que cambiar la Constitución, se haga. Dentro de un mes, los empresarios volverán a decirle aMasque no.