INDUSTRIA ALIMENTARIA
Pastry Factory relanza la repostería congelada
Albert Segura / Sant Quirze del Vallès
Pastry Factory ha conseguido sortear la crisis y ahora, tras años de caída de las ventas y una reorientación del mercado, ha apostado por incrementar su capacidad productiva con una nueva fábrica que dobla su capacidad actual, con la previsión de incrementar la facturación un 93% este mismo año.
La firma se dedica a la elaboración de productos de pastelería y repostería congelada, con 37 categorías que repasan la típica gastronomía catalana. Nació en diciembre del 2014, cuando Àngel Bergadà contactó con su primo, Francesc Bascompte. Pastelero de profesión, le explicó que la empresa donde trabajaba cerraba a raíz de una situación familiar concreta y la bajada de la facturación. "Soy arquitecto y MBA por Esade, me dedico al mundo de la empresa, por lo que me preguntó que cómo veía la posibilidad de quedarnos con el negocio y si era viable quedarse con la cartera de clientes, que era lo único que valía", explica Bascompte, actual director general.
Tras un estudio de viabilidad, decidieron comprar la cartera de clientes y parte de las herramientas, y trasladar la producción de Castellar del Vallès a Sant Quirze del Vallès. La reorientación pasaba por tener presencia en ferias de repostería congelada para lograr nuevos clientes y crecer, de modo que de los 500.000 euros facturados en el último ejercicio con los antiguos propietarios se saltó a los 750.000 euros en el 2015 y los 1.050.000 euros en el 2016. "La previsión es cerrar 2017 con un crecimiento del 93% y llegar a los 2.080.000 euros", señala Bascompte.
Este crecimiento se explica por la reorientación del producto, pero también por haber encontrado grandes clientes. La empresa se había dedicado a la producción para pastelerías profesionales, sobretodo de Barcelona ciudad. Pero al hablar con los pasteleros, detectaron riesgo de cierre cuando se jubilaran.
Así desarrollaron la firma Fidelia, productos con packagin hecho en Italia destinados a supermercados. Llevaron a cabo una primera aventura con La Sirena, que vendió sus productos durante una temporada. El contrato finalizó, pero se abrieron las puertas de otros grandes clientes, a la vez que mantuvieron el canal tradicional de pastelerías. Así, Mercadona llamó a su puerta. "Ya llevamos un año y medio de trabajo conjunto, con una relación estrecha, y comercializamos nuestro producto bajo otra marca", apunta.
La actividad de la firma se ha relanzado, sumado al crecimiento de un 10% de los clientes tradicionales. Por ello, está construyendo un nuevo centro productivo de 4.500 metros cuadrados en Sant Quirze que permitirá pasar de una producción de 200.000 quilos a un millón de quilos. A la vez, la plantilla se doblará de los 37 empleados actuales a los más de 60 previstos.
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