las turbulencias financieras

Pánico a la recesión

La cancillera alemana, Angela Merkel, ayer en Berlín,

La cancillera alemana, Angela Merkel, ayer en Berlín,

OLGA GRAU / BARCELONA

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El mes de octubre evoca catástrofes bursátiles. Fue también un jueves, pero de octubre de 1929, cuando dio comienzo la caída de la Bolsa de Nueva York y con ella el crack . La jornada de este jueves no fue ni de lejos un jueves negro, pero los mercados europeos, por segundo día consecutivo, vivieron una jornada de pánico otoñal ante el temor cada vez más fundado de que una tercera recesión es posible en Europa y con el recuerdo todavía tierno de la cruenta crisis del euro.

El Ibex 35, y el resto de las bolsas europeas, se tiñeron de rojo. El selectivo español, que en algunos momentos del día caía más de un 4,5%, cerró con un descenso del 1,7%, en 9.669 puntos. Todas las bolsas terminaron la jornada con pérdidas, excepto Alemania. La prima de riesgo española llegó a subir 30 puntos en la jornada de ayer y acabó alrededor de los 150 puntos. ¿Qué ha pasado para que la bolsa española pierda un 10,67% en lo que va de octubre, vuelva a niveles de diciembre, y para que el contagio se extienda también al mercado de deuda?

La conjunción de indicadores negativos acumulados en las últimas semanas desencadenó la tormenta perfecta. "El ajuste es mundial porque hay muchos indicadores de que la economía real no va bien y los mercados se están ajustando porque había una burbuja. España no es el foco, pero nos llega el contagio", según José Carlos Díez, profesor de Economía de Icade y autor del libro Hay vida después de la crisis.

Los motores europeos están gripados. El Gobierno alemán ha anunciado esta semana una revisión a la baja de su crecimiento: prevé para este año un alza del PIB del 1,2%, frente al 1,8% pronosticado, y del 1,3% para el 2015, siete décimas por debajo del anterior cálculo del 2%.

La economía francesa, por su parte, acumula dos trimestres de estancamiento y existen dudas serias de que los presupuestos elaborados por el Ejecutivo francés satisfagan a la Comisión Europea, que es quien debe abrir la mano con la relajación de los objetivos de déficit del país galo.

Mientras, Italia no logra llevar adelante las reformas económicas que le reclama Bruselas y su endeudamiento, por encima del 137% sobre el PIB, sigue estando en niveles insostenibles. Para acabar de insuflar pesimismo, ayer se confirmó que la inflación en la eurozona se situó en el 0,3% en septiembre, el nivel más bajo desde el 2009. Paralelamente, Grecia ha vuelto a ser el foco de preocupación ante la posibilidad de que abandone el programa de ayuda financiera europea este año.

AUSTERIDAD

La cancillera alemana, Angela Merkel, dejó claro ayer que todos estos indicadores y nubarrones no deben desviar a los países de la recta senda de las reformas. Así, Merkel insistió en que Europa ha tomado desde el principio el camino correcto para combatir la crisis e instó de nuevo a todos los socios europeos a respetar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, ancla central para que se vuelva a confiar en la eurozona. "Todos, y lo subrayo, todos los estados miembros deben respetar completamente las reglas del Pacto de Estabilidad", manifestó Merkel en una comparecencia ante el pleno del Parlamento alemán.

Siguiendo con los indicadores negativos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su foro de otoño celebrado la semana pasada en Washington, recortó las previsiones de crecimiento de la economía mundial hasta el 3,3%, una décima menos. La menor actividad económica mundial se ha trasladado ya a la demanda de petróleo. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, se pagaba ayer algo por debajo de 83 dólares, el precio más bajo desde hace cuatro años. Y para acabar de sumar factores negativos, el ébola ha afectado de forma puntual a las bolsas mundiales, especialmente a las aerolíneas y empresas turísticas.

"Estamos ante una acumulación de pesimismo y aunque el mercado repunte, recuperar el optimismo será complicado", explicaba ayer Josep Soler, presidente del Institut d'Estudis Financiers (IEF). Este analista criticaba "la falta realismo del Gobierno español en sus previsiones macroeconómicas al infravalorar la situación de la zona euro" y señalaba que "si se confirma la recesión europea, los mercados se ajustarán todavía más porque las empresas ganarán menos dinero".

La atención ahora está puesta en las previsiones de otoño que presentará la Comisión Europea en las próximas semanas y en su opinión sobre los presupuestos de los países. Todo parece indicar que el último trimestre del año va a ser negativo en la eurozona y, consecuentemente, en España.