TTIP, la nueva ley del mercado

Europa y EEUU se disponen a aprobar este año el área de libre comercio más grande del mundo con el TTIP, acuerdo cuyas negociaciones se realizan al margen de la opinión pública a pesar de suponer un impacto en sectores fundamentales como el trabajo, la sanidad o la alimentación.

Los beneficios y perjuicios del futuro tratado comercial EEUU-UE

UN MILLÓN DE FIRMAS. Protesta contra el TTIP en Londres, en octubre. Ha habido manifestaciones en toda Europa y se han presentado un millón de firmas contra el tratado y su secretismo en Bruselas.

UN MILLÓN DE FIRMAS. Protesta contra el TTIP en Londres, en octubre. Ha habido manifestaciones en toda Europa y se han presentado un millón de firmas contra el tratado y su secretismo en Bruselas.

ELENA PARREÑO / MONICA PELLICCIA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un tratado de libre comercio entre Europa y Estados Unidos está a las puertas de aprobarse sin que en España se haya oído hablar mucho sobre él. Es el TTIP, Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, en sus siglas en inglés, que prevé adaptar las legislaciones de ambos lados del océano a las necesidades de los mercados y el libre cambio. A España, su existencia ha llegado en forma de filtraciones y alarma, y las voces críticas alertan de que supondrá una ola privatizadora a gran escala.

El TTIP pretende acabar con las barreras del comercio, suprimir aranceles para que los inversores no encuentren restricciones a la hora de actuar a uno u otro lado del Atlántico. Eso afectaría a muchos sectores, algunos de ellos comerciales que podrían ver la producción local sustituida por importaciones, como la agricultura, y otros de tipo social más o menos regulados por las legislaciones estatales como la sanidad, la alimentación, los derechos laborales o el medioambiente.

Puntos de vista opuestos

El eurodiputado del PP Santiago Fisas considera que el tratado es una gran noticia para España, y asegura que no devaluará la calidad democrática, sino que «servirá para ayudar a las empresas, también a las pequeñas y medianas». En cambio, según la eurodiputada de Izquierda Unida Marina Albiol, «el TTIP permitirá que las multinacionales campen a sus anchas, el tratado quiere blindar a las grandes empresas de cualquier gobierno que haga políticas de izquierdas».

 

Los defensores del tratado sostienen que se crearán en Europa 400.000 empleos. Según los detractores, se desregulará el mercado laboral, dando paso a más precariedad. En octubre se celebró la séptima reunión entre EEUU y la Comisión Europea a través de la Dirección General de Comercio. Más allá de los miembros de esta comisión, casi nadie tiene acceso a los documentos de las negociaciones, ni siquiera los europarlamentarios. Sin embargo, en opinión de Fisas, la del TTIP «es una de las negociaciones más transparentes que se han hecho» y no es distinta a otras anteriores. El eurodiputado del PP considera que «se está haciendo mucha demagogia». Para Albiol, la negociación «supera todos los límites» democráticos y de transparencia. «Negociadores europeos prometieron a sus homólogos americanos que los documentos serían secretos durante 30 años», lamenta.

Según el Observatorio Corporate Europe, que analiza el poder de los lobis en la Unión Europea, de las 560 reuniones sobre el TTIP que ha tenido la Dirección General de Comercio, 520 (el 92%) han sido con lobis empresariales, 26 con organizaciones que representan intereses generales y el resto con universidades u otro tipo de entidades.

En el Congreso de los Diputados, el tratado solo se ha mencionado dos veces. Una, a principios del 2014, en una proposición pactada entre PP y PSOE con un punto en el que instaron a la Comisión Europea a acelerar las conversaciones. La segunda, en mayo, cuando la Izquierda Plural pidió un referéndum que fue rechazado por PP, PSOE, CIU, PNV y UPyD. «Aunque la izquierda gane en las urnas, el gobierno que quiera hacer políticas de izquierdas se expondrá a denuncias millonarias de las multinacionales», concluye Albiol.