Análisis

El necesario incremento del mercado interior

VALENTÍ PICH

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Si analizamos los últimos datos macroeconómicos, las previsiones realizadas por todos los organismos internacionales estiman un crecimiento del 0,9 % del PIB para los países de la zona euro en el 2014, y del 1,6% en el 2015. En cuanto a la economía mundial, todo apunta a una cierta recuperación aunque aún muy lejos de las cifras del pasado. Por tanto, nos hallamos claramente frente a una ralentización de la economía mundial y europea.

Sin embargo, en España se está produciendo un crecimiento diferencial debido fundamentalmente al incremento de los flujos del crédito y al repunte de la demanda doméstica. En el segundo trimestre del 2014 la economía española creció por encima de la media de los socios de la zona euro (0,6% frente al 0,0%), y las previsiones apuntan a que el crecimiento será también notablemente superior al de la eurozona en el conjunto del año. Este cambio de tendencia ha llevado al Gobierno a elaborar unos Presupuestos que incluyen una previsión de crecimiento del PIB del 1,3% para este ejercicio y de un 2% para el que viene.

En cuanto al déficit, si bien es cierto que empieza a reducirse

-se espera bajar al 4,2% del PIB en el próximo ejercicio-, la deuda pública acaba de superar el billón de euros y se acerca a una tasa del 100% sobre el PIB. Pero si hay algo en nuestro país especialmente preocupante es el empleo. Según las previsiones del Gobierno, entre este año y el que viene, se crearán en España 622.000 puestos de trabajo; aunque todo parece indicar que seguiremos teniendo desmedidos niveles de paro.

En este marco, el Gobierno ha decidido seguir una política de contención del déficit y del gasto público, en consonancia con el objetivo de estabilidad presupuestaria. Esto ha de vincularse con la reforma fiscal proyectada para el 2015 que supondrá, según datos del Gobierno, que vayan a parar a manos de los ciudadanos cerca de 9.000 millones de euros en dos ejercicios. La conjunción de la reforma fiscal con medidas de contención del gasto público debería permitir que las arcas del Estado no se vean muy afectadas y que, a la vez, el poder adquisitivo de los ciudadanos aumente, dada la liquidez inyectada al sistema; sin olvidarnos de un sustancial aumento del consumo.

Pero, además de la reducción de la carga tributaria para quienes tiene rentas más bajas, hay otras medidas importantes, como la devolución parcial de la paga extra de los funcionarios o la subida de las pensiones del 0,25%; medidas todas ellas tendentes a avivar un repunte del consumo, lo que debería incidir en mayores ingresos tributarios. Así, se prevé que la recaudación por el impuesto sobre sociedades registre un incremento del 5,5% y la de IVA un 9,9%.

A modo de resumen, podríamos decir que se han diseñado unos Presupuestos atendiendo a la contención del gasto, pero con incentivos para reactivar el mercado interior, que se prevé adquiera un fuerte peso en el crecimiento del PIB. Ahora falta por ver si ese repunte del consumo bastará para generar recursos suficientes que permitan hacer un replanteamiento del modelo de financiación autonómico.