DEBATE SOBRE LAS PREVISIONES PARA EL 2016

Doble mitin presupuestario

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, ayer en el debate sobre presupuestos.

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, ayer en el debate sobre presupuestos.

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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El hemiciclo del Congreso se convirtió ayer en una especie de ring de boxeo en el que Cristobal Montoro, de un lado, y Pedro Sánchez, de otro, desplegaron toda la agresividad propia de dos contrincantes en plena campaña electoral. Aunque quedan al menos tres meses para las elecciones generales, ambos convirtieron sus intervenciones en defensa y reprobación de los Presupuestos Generales para el 2016 en auténticos mítines, con duras descalificaciones al contrario y promesas de un futuro lleno de esperanza a los votantes. El resto de la oposición reprochó de hecho al Ejecutivo su empeño en dejar aprobadas las cuentas antes de disolver las Cortes con el único objetivo de «abrir la campaña electoral».

La situación es inédita, porque nunca antes un presidente del Gobierno ha aprobado unos presupuestos que debe aplicar el próximo inquilino de la Moncloa. Pero el debate fue tan bronco como si las previsiones del proyecto se fueran a aplicar directamente. De hecho, la oposición ha presentado 13 enmiendas a la totalidad, que previsiblemente serán hoy barridas por el rodillo del Partido Popular. Todas ellas tienen en común las críticas al carácter antisocial de unos números que «olvidan los millones de parados y desahuciados y la extrema pobreza de muchas familias».

EL TRIUNFALISMO

Pese al rechazo frontal a sus números, Montoro desplegó en la tribuna un discurso triunfalista, en el que sacó pecho de haber mejorado la vida de los españoles y haber abierto las puertas «de par en par» a un futuro de progreso. El ministro hizo balance de la legislatura y, dado que la macroeconomía sopla favor del Gobierno, se le vio más cómodo que en el pasado, presumiendo de que ahora el PIB español «está a la cabeza del de los países desarrollados» gracias a que el Ejecutivo, «desde el principio», supo qué medidas aplicar para que el país dejara atrás la crisis.

El titular de Hacienda atribuyó a la «firmeza» de Mariano Rajoy que España sorteara el rescate de su economía y como única flaqueza en el horizonte mencionó la «deuda externa», un problema que atribuyó a la herencia recibida del PSOE.

En cuanto a los presupuestos, Montoro consideró que son «garantía de estabilidad, rigor y ejemplo de la lucha contra la desigualdad y de la protección social», dado que «por primera vez, todo el crecimiento se dirige a crear empleo nuevo». El ministro reconoció además que gracias a la presentación de las cuentas, las «promesas electorales» del PP tendrán una base sólida y no serán las «utopías inalcanzables» del resto.

Tras su arenga, Pedro Sánchez salió en tromba a denunciar la «desfachatez» de Rajoy por «intentar imponer unos presupuestos al próximo Gobierno «sin antes conocer la decisión de los españoles». «Aunque a decir verdad -continuó- quitar derechos y libertades democráticas es lo que ha hecho durante toda la legislatura».

Sánchez ninguneó a Montoro y se dirigió en todo momento a Rajoy, quien ha rechazado la pretensión del PSOE de que fuera él el que defendiera su «testamento político». El líder del principal partido de la oposición le reprochó de hecho su falta «gallardía» por no subir a la tribuna a exponer «su programa electoral», mientras que el jefe del Ejecutivo respondió en los pasillos que los socialistas hubieran merecido una intervención «de más nivel y conocimientos».

A CARA DE PERRO

Sánchez empleó graves descalificaciones contra el presidente, al que acusó directamente de ser un «peligro» para la economía, de haber «arruinado» el sistema de pensiones, de haber «roto» socialmente España y no «tener autoridad» tras haber enviado SMS de apoyo al extesorero del PP, Luis Bárcenas y liderar un partido «roído» por la corrupción. «Con su ataque al Estado del bienestar, con sus subidas de impuestos masivas a los trabajadores, con su reforma laboral, usted ha sido el hombre de la troika en España y una vez cumplido su mandato, ya no sabe qué hacer con la economía», resumió.

Por el contrario, él defendió que tiene un plan para España que, a modo de programa electoral, resumió en siete promesas destinadas a «regenerar España». Tras las descalificaciones de Sánchez, Montoro elevó en la réplica el tono y aseguró que el PSOE y sus posibles pactos con «la izquierda radical» son los que verdaderamente «amenazan» la recuperación económica. El ministro cayó incluso en la descalificación personal al asegurar que el dirigente socialista es un «conjunto vacío» sin ideas.

Tras el cara a cara, CDC y Unió rechazaron las cuentas por carecer de alma social y ser «pésimas» para Catalunya. Montoro negó estas acusaciones y incidió en su tesis de que Catalunya crece porque forma parte de España. Después, la Izquierda Plural rechazó el «rumbo suicida» del PP y UPD la «insolidaridad» e «injusticia» de las cuentas.