Menos carga, más ingresos

Menos carga tributaria no tiene por qué ser igual a menos ingresos par alas arcas públicas sino a más. Esa cuadratura del círculo es la que refleja el Gobierno en el plan presupuestario del 2015 que remitió la semana pasada a Bruselas. El Ejecutivo prevé que la presión fiscal (el peso que los ingresos tributarios suponen sobre el conjunto de la economía) se elevará en medio punto el año que viene, hasta el 34,1%, a pesar de las rebajas previstas en los impuestos de la renta (IRPF) y de sociedades.

Hacienda calcula que, por ejemplo, con la rebaja del IRPF, que se percibirá ya en las nóminas de enero, unos 1,6 millones de contribuyentes dejarán de tributar, de los que casi 750.000 cobrarán el salario íntegro sin retención, al excluirse del gravamen a los asalariados con rentas inferiores a 12.000 euros anuales.

En sus planes, el Gobierno confía en un fuerte despegue del crecimiento y de la actividad en general que permitirán incrementar los ingresos a pesar de los recortes tributarios. Y eso, a pesar de las dudas que crecen día a día en la zona euro sobre la evolución de la economía en los principales países de la zona. Incluso en Alemania, la locomotora europea, existen datos que abonan la tesis de una nueva recesión. Y todos ellos son los principales clientes de las exportaciones españolas.

Consumo y beneficios

Pero Hacienda, a pesar de estas incertidumbres, confía en el crecimiento que se producirá el año que viene y el consiguiente empuje que registrarán especialmente el consumo, gracias a un mayor gasto de las familias por una evolución más positiva del mercado de trabajo; y los beneficios empresariales que, como consecuencia de todo ello, obtendrán mayores ganancias.

El Gobierno cree que el IVA, con 60.260 millones de euros y un incremento del 9,9%; y el impuesto de sociedades, con 23.577 millones y aumento del 5,6% (4.000 millones más cada uno comparando con el avance de liquidación del 2014), paliarán los efectos de la rebaja fiscal que se inicia en el 2015. Esta restará  un total de 3.366 millones en el IRPF y 437 millones en el gravamen de sociedades.

El incremento de la presión fiscal se producirá tanto en los impuestos sobre la producción e importaciones, que pasará del 11,29% al 11,64%, como por el incremento de la presión fiscal de los impuestos corrientes sobre la renta y la riqueza, que repuntará ligeramente hasta el 10,33% (frente al 10,28% del ejercicio actual).

La presión fiscal de los impuestos sobre el capital se mantendrá, en cambio, prácticamente estable, con un 0,47%, frente al 0,46% de este año, al igual que la referida a las cotizaciones sociales, que caerá ligeramente al 12,12% desde el 12,15% de 2014.

En una reciente intervención en un foro celebrado en Barcelona, el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, afirmó que el objetivo del Gobierno es que el conjunto de los ingresos del Estado (tributarios y el resto) se sitúen en torno al 38% o 39% del producto interior bruto (PIB) y el gasto público, «sin ajustes adicionales», se reduzca del 43% del PIB en el que se encuentra en la actualidad al entorno del 40%/39%.

Según las previsiones del Gobierno del PP, los ingresos totales del Estado pasarán de representar el 38,04% del PIB en el 2014 al 38,44% en el 2015, casi medio punto más, mientras que los gastos totales caerán hasta el 42,62% del PIB desde el 43,63% del año 2014, prácticamente un punto menos.