Más que móviles, conectados

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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En el mundo hay unas 2.600 millones de líneas de móviles, lo que viene a decir que casi la mitad de la población mundial (6.500 millones de personas) tiene un terminal. Pero esta proliferación se ha producido en menos de una década, lo que le ha convertido, según el sociólogo Manuel Castells,"en el instrumento de comunicación de más rápida difusión en la historia. Y la comunicación es la principal actividad humana".

El móvil ha configurado toda una cultura a su alrededor y ha cambiado la forma de relación social, sobre todo entre los jóvenes."Los comportamientos son los que determinan la tecnología, porque la gente la adapta a sus intereses", explicó. El catedrático emérito de Berkeley y de la Universitat Oberta de Catalunya presentó el pasado viernes su último libro,Comunicación móvil y sociedad, un estudio pionero escrito en colaboración que analiza el uso que se da al terminal en todo el mundo.

Antes que el fijo

Para Castells, el móvil no ha dado más movilidad, sino más independencia."La mayoría de llamadas se realizan desde sitios donde ya existe un teléfono fijo, como la casa o el trabajo. Lo que da el móvil es la capacidad de conectarse, la autonomía personal y la posibilidad de alargar el tiempo de trabajo y de relación social". Además de cambiar las relaciones con la administración pública, el modo de encontrar pareja o de responder ante el poder político, entre otros.

Los jóvenes son quienes han creado los nuevos usos para esta tecnología y la han asimilado como una seña de identidad, sobre todo con los mensajes de texto y las llamadas perdidas, y ahora con los vídeos y las fotos. Les ha dado intimidad a la hora de mantener sus relaciones --"una cultura entre iguales"--, pero, además,"refuerza los vínculos con la familia porque permite negociar de otra forma", afirma Mireia Fernández-Ardévol, coautora del estudio. Un fenómeno más intenso en Asia que en Europa, dice.

En el caso de los trabajadores, para los que se inventó esta tecnología,"el móvil no ahorra desplazamientos, pero modifica las rutas, porque ya no hay que llegar a un punto para recibir el mensaje. Hay una mezcla continua de espacio y tiempo", asegura Castells. Esta percepción también varía según las zonas, porque mientras en Europa se percibe como la pérdida de tiempo libre y objeto de tensión entre trabajo y vida personal, en países menos desarrollados"eleva la productividad", porque les facilita las gestiones. Hasta el punto de que, explicaron, en la India, la concesión de un microcrédito exige la compra de un móvil, porque se considera que desde ese momento, la persona tiene oficina."En China, para un trabajador es uno de sus bienes más preciados, porque significa que le llamarán y podrá prosperar", señala.

Castells también destacó la importancia que han ejercido las autoridades regulatorias en el desarrollo de la tecnología y puso el ejemplo de EEUU, donde la falta de un estándar único y de interconexión entre operadoras ha hecho que la telefonía móvil no esté tan desarrollada como en Europa, donde se consagró un único estandar, el GSM, y un sistema de pago a cargo del que emite la llamada, frente a otros países donde se reparte o paga quien recibe."Hoy la gran ventaja competitiva de Europa respecto a EEUU es la comunicación móvil", dijo el sociólogo, y marcó su próximo reto: estudiar en América Latina cómo el móvil ha contribuido al desarrollo.