sanidad

Más patentes. Menos genéricos. Medicinas más caras

Una investigadora observa a través de un microscopio.

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Los fármacos y la información, técnicas e investigación médicas también quedarán afectados. En el campo de los medicamentos, Estados Unidos debería suavizar su ahora estricta regulación. Por contra, en Europa, las técnicas médicas tendrían patente, algo que hoy no sucede. Eso provocaría el encarecimiento de la medicina en general.

Con la patente del ADN, los exámenes ligados a la genética serán más caros. «Las farmacéuticas encarecerían los tests ligados al alzhéimer porque el aislamiento del ADN sería privado», dice Carles Muntaner, catedrático de Salud Pública en la Universidad de Toronto. Por el mismo motivo, la investigación sobre el cáncer también sería mucho más cara. «Se privatiza un producto natural, el código genético, y se pagará para la investigación y pruebas que se deriven», explica Muntaner, que alerta de que la agrupación de productores de fármacos en Estados Unidos influencia directamente las negociaciones del TTIP.

Con el encarecimiento de la sanidad, los estados tendrían dificultades para costearla y deberán abrir la puerta a servicios privados.

Con el TTIP, las farmacéuticas quieren conseguir el alargamiento de la duración de las patentes, con lo que se reducirá la disponibilidad de los genéricos. También quieren limitar la potestad de los gobiernos de fijar los precios de los medicamentos, que garantizaría un acceso universal. «El de Estados Unidos es el sistema sanitario más caro y menos equitativo de la OCDE, es un desastre y nosotros lo estamos importando», dice Muntaner, que no entiende que CiU, que defiende la soberanía de Catalunya, apoye un tratado que arrebata la soberanía a los estados.