LOS MERCADOS

De mala estrella

PABLO
ALLENDESALAZAR

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La palabra desastre proviene de la lengua provenzal, que a su vez la tomó del italiano disastro (sin astro) y este de un vocablo griego que significaba mala estrella. A veces suceden por casualidad: más de mil millones de cuerpos extraterrestres penetran diariamente la atmósfera, pero solo tres o cuatro caen en la superficie, aunque como unos gramos de materia. Los de mayor tamaño caen cada varios años (los de 50.000 toneladas, cada cincuenta millones).

Los de origen natural no suelen preocupar a los inversores, salvo que puedan tener un impacto relevante en la economía mundial, como el terremoto y el tsunami de Japón del 2011. En cambio, los provocados por el hombre les suelen poner mucho más nerviosos. Es lo que ha sucedido en los últimos días con el derribo de un avión comercial en Ucrania, que ha reavivado el temor a un conflicto en las puertas de Europa, y la invasión de Gaza por Israel, con su potencial capacidad de desestabilizar una zona ya de por sí volátil.

Tras la fuerte corrección de la semana pasada, las bolsas intentaron tímidamente rebotar en las últimas cinco sesiones pero los problemas geopolíticos y la crisis del Banco Espiríto Santo desactivaron el intento de subida. El Ibex 35, así, cierra la semana con una caída del 0,1% pese a que el miércoles experimentó su mayor subida en cinco meses.

Ayer, el selectivo cayó solo el 0,15%, hasta los 10.527 puntos, gracias a que la buena apertura de Wall Street minimizó las pérdidas. La prima de riesgo se situó en los 145 puntos básicos. Habrá que ver si la semana que viene hay rebote.