ENCUENTROS DE ECONOMÍA

Luis Martín Cabiedes: "El fracaso no es ni bueno ni malo, es parte del juego"

Inversor de éxito, al haber participado en los negocios de internet de más repercusión de los últimos años, Luis Martín Cabiedes defiende su rol como 'business angel' y alerta de la moda de elogiar el fracaso o de vender "soluciones fáciles" a los jóvenes

SALVADOR SABRIÀ / AGUSTÍ SALA / J. M. BERENGUERAS

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SALVADOR SABRIÀUsted ha intervenido en muchos proyectos, ¿cómo se vive en España el éxito y el fracaso?

LUIS MARTÍN CABIEDES: Aquí en principio, el fracaso se vive mal. Una manera de verlo es pensar que el que fracasa es un fracasado. Y la otra, que el que fracasa es un sabio, que es la moda. Ahora resulta que si no has fracasado no tienes ni idea. Y creo que las dos visiones están mal porque el principio es que hay que dejar de hablar de fracaso. Si tiras un dado y sale el tres, no es un fracaso del cuatro es que ha salido el tres.

S. S. : ¿Entonces?

L. M. C.: Cuando estamos en entornos de incertidumbre irreductible, es decir, en los que no se puede saber lo que va a pasar, estamos haciendo experimentos. El fracaso no es ni bueno ni malo, es parte del juego. Hay que saber vivir cómodo en esa incertidumbre si te vas a dedicar a negocios de inversión y de innovación. Para mí no son fracasos, sino resultados estadísticos de mis experimentos y he asumido que entre el 80% y el 90% de estos salen mal.

S. S. : ¿Cuándo sale bien o mal?

L. M. C.: Es importante definirlo. La aritmética normal es que el 20% o 25% de los proyectos salen bien y del otro 80%, más o menos la mitad se van al garete y la otra mitad sobreviven. Estos últimos son un éxito para el emprendedor porque sobrevive pero un fracaso para el inversor porque no le devuelven su dinero. Esto te duele hasta que te das cuenta de que es la ratio de supervivencia de las empresas.

S.S.: ¿Cuáles han sido sus mejores y peores inversiones?

L. M. C.: La de mayor éxito BlaBlaCar, que es la empresa que más retornos me ha producido. En términos absolutos es la que más, pero en término de múltiplos, la catalana Trovit. En algún sitio en medio de las dos está Privalia. Pero ninguna empresa tendrá jamás los múltiplos que devolvió Olé. En aquella época, cuando empecé a invertir, el primer cheque fue de 50.000 pesetas. Y el golpe más sonado ha sido todo este negocio de los groupones, Groupon, LetsBonus, Groupalia, los más sonados fracasos. La gracia está en que si asumes que el error es parte del juego, no te empecinas y, por tanto, tus errores son pequeños y tus éxitos son grandes porque acompañas a los ganadores. La clave no es que no te des grandes bofetadas, sino que estas sean pequeñas y los errores no sean gordos.

AGUSTÍ SALA: ¿Y eso supone disparar a todo lo que se mueve?

L. M. C: Esto de la inversión hay muchas maneras de abordarlo. En EEUU hay unos tipos que se llaman 500 Start-ups con una estrategia que se llama spray and pray, que disparan a todo aquel que no tiene una falta de ortografía garrafal en la portada del plan de negocio. Esto hay que entenderlo. Hay un inversor francés que lo practica: le ofrecieron Facebook y lo rechazó, y desde entonces dice que esto no le volverá a pasar. En el otro extremo están los más listos del mundo, ven el futuro e invierten solo en una.

S. S: ¿Estos existen de verdad?

L. M. C: Sí. Son todos los emprendedores, que tienen solo una bala. Los inversores tenemos muchas. Un emprendedor se caracteriza por la cero diversificación. Entre el extremo del emprendedor y los de spray and pray, yo tiendo más al segundo, es decir a la mayor diversificación.

A. S. : Pero se puede cribar ,¿no?

L. M. C: Sí. Si me llegan 1.000 proyectos creo que es relativamente fácil dejar fuera 950 o 960 con un proceso puramente racional. Luego están los que no te encajan, los que no consigues entrar... Y al final inviertes en 10 o 12 y de estos es imposible saber cuáles van a funcionar. El mismo mes que invertí en BlaBlaCar lo hice en Rockola, un equipo de lujo, una oportunidad impresionante; igual. Y una salió bien y la otra mal. Por ello creo que es importante no creerse muy listo cuando aciertas ni muy tonto cuando te confundes. Al final te tiene que salir la media.

JOSEP MARIA BERENGUERAS: Y eso, ¿en qué consiste?

L. M. C: Si sabes que el 80% de los proyectos salen mal, no debes invertir solo en tres; tendrás que hacerlo en 20 por lo menos para que tengas una posibilidad razonable de que te salgan al menos uno o dos bien.

A.S.: En su libro decía que sobran incubadoras y faltan huevos...

L. M. C: La expresión tiene que ver con las burbujas, que son un término económico muy definido. Viven una primera fase de subida generalizada de precios, una segunda de retroalimentación y una tercera de creación artificial de oferta. Una manera de libro de hacer lo tercero son las incubadoras. Hay gente que se dedica a producir start-ups porque la burbuja inversora las quiere.

A. S. : ¿Cuál es la consecuencia?

L. M. C: Hay muchísima tontería y es malo porque se va a perder y se está perdiendo mucho dinero, una parte muy importante del cual es público. Y además crea un montón de expectativas en mucha gente que son muy peligrosas. Al joven le dicen que con una buena idea y mucha ilusión lo puede conseguir, pero hay que ser conscientes de que no está al alcance de todos. Si lo sumamos a que estamos en un país con un paro espectacular, estamos vendiendo soluciones fáciles a muchos jóvenes y eso es echar la pelota fuera.

J. M. B.: Porque esta no es una solución al paro, ¿no?

L. M. C: No. Hay mucha gente que vende esta tesis, pero si traes a España a Google, Facebook, Twitter, entre las tres tienen menos empleo que Mercadona. En California, la compañía que más empleo creó fue una de comida rápida. No es el caso de las start-ups. Son máquinas de creación de riqueza y de empleo de calidad que hacen muy ricos a algunos emprendedores e inversores y crean mucho valor para el usuario. Esperar que lo resuelvan todo es como estar pendientes de una lotería en la que el premio es muy gordo, pero toca a poquísimos.

A.S.: Ustedes solo invierten en negocios de internet en Madrid y Barcelona, ¿por qué?

L. M. C.: Tuvimos la suerte de estar en la primera isla arrasada por el tsunami de internet, los medios de comunicación. Y, o te quedas en ella, o subes a la ola hasta arrasar la isla siguiente, que es lo que decidimos hacer. Mientras esta ola siga no vemos ninguna razón para cambiar de estrategia.

A.S.: ¿Y por qué Barcelona y Madrid?

L. M. C.: Llevo más de 25 años en el sector. Sé con quién vas a competir y sé cuánto cuesta cada usuario. Si me dices en México, no sé ni lo que vale el peso. Cuando no hay ninguna realidad, tienes que conocer el ecosistema. Por eso los inversores en etapas iniciales siempre somos muy locales. Aquí y en EEUU.

A.S.: ¿Cómo se define, como business angel o gestor de capital riesgo?

L. M. C.: Soy business angel, cada vez más y, de hecho, reniego y no me gusta nada que me llamen gestor de capital riesgo. No lo soy porque la mayoría de dinero que me juego es mío y de mi familia y segundo, el modelo es muy distinto y no me gusta. El capital riesgo es como un arma de destrucción masiva.

J.M.B.: ¿Qué mira primero para elegir inversiones?

L. M. C.: Aplico los seis criterios de Rob Johnson, profesor del IESE: mercado; ventaja competitiva; equipo; timing, escalabilidad y salida. En todo caso, la ventaja competitiva es ahora una de las claves porque para cualquier modelo o idea tiene tres o cuatro compitiendo.

A. S.: ¿Hay que ser el primero?

L. M. C.: Llegar el primero no es necesariamente importante, sino quedarse el último. Google no fue el primer buscador, pero tras él, no apareció ningún otro. Lo mismo pasa con Facebook, que no fue la primera red social... Lo importante es cerrar la puerta detrás tuyo. Se mantiene el último, el que tiene la ventaja competitiva.

S. S. : ¿Qué opciones ve en el ámbito fintech?

L. M. C.: Creo en ataques específicos. Hemos invertido en 11 empresas de fintech, como Kantox, Aplázame, Bankimia... Donde parece que va más rápido es en la gestión de inversiones para particulares. El sector financiero es una isla muy grande y va a tardar más tiempo, pero también entrará.

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