NADALIA

Las grandes firmas, las que más recortan

La campaña empieza entre septiembre y octubre, con el reparto del catálogo de lotes por los polígonos

SONIA GUTIÉRREZ / BARCELONA

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Josep Maria Miejimolle, gerente de Nadalia (con sede en Bellvei), lleva décadas elaborando y distribuyendo lotes y cestas de Navidad. Puede explicar cómo fue la mejor época del sector, antes del 2007, y cómo vivió el gran batacazo del 2008 y los años posteriores. «Descendíamos del orden del 20% o el 30% anual», recuerda. Después de tanto tiempo, ha llegado a entablar relación de amistad con algunos de sus clientes -empresas de Barcelona y Tarragona-, por lo que cuando alguna compañía le contaba que aquel año no iban a encargarle lotes se sentía doblemente triste. «Yo le entregaba el catálogo igualmente, si no podía aquel año, a lo mejor sí el siguiente», explica.

Este 2014 las cosas empiezan a cambiar, opina Miejimolle. Hay clientes que están volviendo, después de años sin hacer comandas, y la facturación repuntará el 5%. Es un aumento muy tímido, que no compensa ni de lejos el terreno perdido durante la crisis, pero suficiente como para que el director de Nadalia esté satisfecho. «Hemos pasado una mala época, pero ahora somos optimistas. El año que viene podemos crecer bastante más», apunta. Eso sí, no cree que se vuelva a los niveles del 2006.

Nadalia tiene unos 700 clientes. Es un negocio estacional dentro de la compañía de distribución de bebidas y alimentación Vending Penedès. La campaña de lotes de Navidad comienza entre septiembre y octubre, con el reparto del catálogo de lotes y cestas por los polígonos industriales. En diciembre se concentra el grueso del trabajo, hasta pocos días antes del 25 de diciembre. La actividad sigue en enero y febrero, con los últimos cobros y analizando la campaña (datos de nuevos clientes, etcétera).

El descenso de las ventas se ha producido principalmente por el cierre de empresas a causa de la crisis, pero también porque las compañías que siguen vivas han recortado costes. Algunas han reducido el precio medio del lote (oscila normalmente entre 40 y 45 euros para los asalariados, y es más caro el de los ejecutivos ) y otras simplemente lo han suprimido.

Los mayores recortes han provenido de las grandes compañías, asegura Miejimolle. «Las pymes tienen un trato más personal con el trabajador, el pequeño empresario también ha rebajado sueldos, pero quiere agradecer con un detalle a sus empleados que sigan acompañándole», afirma. Para las grandes empresas, en cambio, el presupuesto para cestas es más elevado y, además, es más complicado seguir enviando regalos a una plantilla a la que han aplicado, por ejemplo, un expediente de reducción de empleo (ERE) o, en el caso de las instituciones públicas, si han suspendido la paga extra.