CRISIS ENERGÉTICA

Las petroleras lo tienen crudo

RefinerIa de Repsol en Cartagena.

RefinerIa de Repsol en Cartagena. / periodico

OLGA GRAU / BARCELONA

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Noruega es uno de los países fuertemente afectados por la caída de los precios del petróleo. Esta semana, por primera vez en la crisis, se daba la paradoja que un salmón noruego de 4,5 kilos costaba más que un barril de petróleo Brent por la coincidencia de dos factores: la fuerte caída del crudo y la presión al alza de esta variedad de pescado. La realidad es que el precio del petróleo ha pasado de 115 dólares a 30 en menos de dos años, lo que supone una caída de más de un 70%, hasta el nivel de hace 13 años. Este descenso brusco ha puesto contra las cuerdas a la petrolera estatal noruega Statoil, que recortará plantilla en 1.500 trabajadores.

PÉRDIDAS EN REPSOL

La empresa pública noruega no es la única que ha tenido que improvisar medidas traumáticas o repentinas para capear la crisis, lo han hecho todas las compañías petroleras o relacionadas con el sector. La última ha sido esta semana la española Repsol, participada por CaixaBank y Sacyr, que acaba de anunciar provisiones extraordinarias de 2.900 millones de euros que han generado unas pérdidas de 1.500 millones en el ejercicio del 2015. Anteriormente, la empresa ya había informado de un recorte de plantilla que afectará de 1.500 empleados y desinversiones de más de 3.000 millones de euros.

Las grandes multinacionales petroleras o de servicios han paralizado inversiones de unos 400.000 millones de dólares, de las que más de la mitad son en aguas profundas. Y se han deshinchado miles de millones de euros en la bolsa. Las mayores reestructuraciones han sido las anunciadas por el grupo estadounidense Halliburton y el gigante angloholandés Shell con 22.000 y 10.300 despidos, respectivamente. 

Fuentes del sector explican que la receta para sortear la actual coyuntura se traduce en cuatro medidas que aplican igual todas las empresas del sector para mantenerse a flote. En primer lugar, la reducción de inversiones previstas, aunque esto pase factura a la competitividad de las empresas en el futuro. Es decir, dedicar menos dinero, por ejemplo, a nuevas tareas de exploración o explotación. Antes o después, la reducción de las inversiones en nuevos proyectos o en los menos rentables sí llevará inevitablemente a una reducción de la producción.

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RECORTES DE PLANTILLA

En segundo lugar, las empresas realizarán desinversiones en activos no estratégicos y que no estén vinculados al petróleo porque es donde pueden encontrar compradores interesados. En tercer lugar, las grandes petroleras se centrarán en mejorar la eficiencia reduciendo costes, lo que comporta recortes de plantilla. Por último, se explorará la posibilidad de mejorar sinergias con otras empresas del grupo o mediante compras como la que hizo Repsol con la canadiense Talisman Repsol Talisman ya en un ciclo bajo de los precios del petróleo. Es el caso también de Shell cuyos accionistas han dado el visto bueno a la adquisición de su competidora británica BG Group por 46.700 millones de euros, una transacción ante la que algunos importantes accionistas mostraron reticencias por la caída del precio del petróleo.

A pesar del clima adverso, las multinacionales están tratando de mantener el dividendo al accionista como fórmula para mantener la cotización y retribuir al inversor, que en muchos de los casos es el propio Estado. Con esta decisión tratan de evitar la huida de los inversores en bolsa.

Los diferentes analistas advierten de que el precio del crudo seguirá bajo a corto y medio plazo por factores tanto políticos como económicos. Por un lado, Arabia Saudí, país que controla de facto la OPEP, no quiere dar de momento su brazo a torcer en su pugna con Irán en el sector. La OPEP, sigue bombeando más de 30 millones de barriles al día. Hoy por hoy se producen a diario en el mundo de 1,5 a dos millones de barriles más de los que se consumen. Por otro lado, el mundo ha desacelerado su crecimiento lo que se traduce en un menor consumo de energía por parte de China y otros países emergentes. En este contexto, Morgan Stanley vaticina que si el dólar sigue apreciándose, el petróleo de tipo Brent podría hundirse hasta los 20 dólares por barril.

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