INCORPORACIÓN DEL TALENTO FEMENINO EN LOS NEGOCIOS

Las mujeres siempre suman

Kimberly King.

Kimberly King.

SONIA GUTIÉRREZ / BARCELONA

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Kimberly King montó su primera empresa a los 21 años, en el sector de la construcción. Para trabajar en un mundo dominado por hombres, potenciaba la imagen de persona dura y llevaba el pelo recogido y gafas. Con el tiempo entendió que «ser profesional no significa ser duro», y que lo importante es ser uno mismo. Las mujeres no deberían replicar modelos masculinos en los negocios si no se sienten cómodas, sino aportar sus habilidades. Así es como las empresas ganan más, asegura King, emprendedora social y consultora de estrategia internacional estadounidense.

King es la moderadora del Women Talent Seminar, congreso que reúne hoy a unos 150 directivos y emprendedores de 22 países, organizado por las plataformas Women in Business Congress y Valkiria Hub International. El seminario se celebra en la sede de esta última, en el 22@ de Barcelona, y participarán, entre otros, Maggie Dugan, asesora en innovación, y Anna Mercadé, directora del Observatori Dona Empresa Economia.

La idea que King quiere que prevalezca es la de la suma. No se trata de separar hombres y mujeres, sino de colaborar. «No vamos en contra de los hombres, ni queremos que las mujeres dominen», remarca. Pero si la mitad de la población es femenina, «lo natural» es que en los negocios se refleje esta igualdad, añade King, partidaria de imponer cuotas en los cargos directivos de las empresas, como en los países nórdicos y como acaba de aprobar Alemania.

Además de una cuestión de dignidad, «las empresas van mejor» si incorporan talento femenino, asegura. Las compañías con más del 15% de mujeres en la alta dirección lograron en el 2013 una rentabilidad financiera (ROE) del 14,7%, frente al 9,7% de las empresas donde las directivas representaban menos del 10%, según Crédit Suisse. King lamenta que se asocie feminidad con debilidad y que «las mujeres se creen que son menos» que los hombres. Ella prefiere hablar de las habilidades blandas o sociales (soft skills), que las mujeres tienen más desarrolladas, y que son muy útiles en los negocios. Y cada vez más valoradas.