CAMBIO DE HÁBITOS EMPRESARIALES

Las cestas de Navidad en las empresas, en vías de extinción

Cestas de Navidad, en un escaparate.

Cestas de Navidad, en un escaparate.

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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Los escasos trabajadores que vuelven a sus casas con las tradicionales cestas de Navidad se han convertido en motivo de envidia para la gran mayoría de empleados. La estampa habitual de hace unos años de trabajadores acarreando los lotes navideños por la calle, en el metro o el autobús es hoy una escena rara en vías de extinción. Una reciente encuesta indica que el 93% de los trabajadores se han quedado ya sin los turrones que le daba el empresario.

Al inicio de la crisis, las empresas productoras y relacionadas con la elaboración de las cestas de Navidad calculaban que el 39% de los españoles (trabajadores, jubilados y empresarios) recibían un lote con productos de alimentación durante las fiestas navideñas, lo que equivalía a unos ocho millones de unidades con un valor de unos 15.000 millones de euros. Las compañías implicadas intentaron reaccionar creando una plataforma para frenar el desplome de una partida económica que ha sido víctima de los recortes presupuestarios por la austeridad.

Los trabajadores ven la desaparición del lote navideño con nostalgia y como una pérdida porque, con frecuencia, no ha sido sustituida por otra contraprestación por parte de la empresa. El 89,5% de los empleados echa de menos la cesta, según un sondeo realizado por el portal de venta on line DaWanda.es. Los más quejosos con la situación son los manchegos, los castellano-leoneses y los valencianos, mientras que los aragoneses y asturianos son los que se muestran menos críticos.

La crisis iniciada en el 2008 aceleró una tendencia que se registraba desde la década de los 90, cuando el Tribunal Supremo dictó jurisprudencia al indicar que la cesta navideña «es una práctica empresarial de liberalidad, pero no una incorporación de la ventaja que se pide al nexo contractual en virtud de un acto de voluntad constitutivo de una concesión o reconocimiento de un derecho». Eso fue interpretado por muchas empresas como una puerta abierta a suprimir el lote a pesar de constituir una costumbre durante décadas.

Uno de los últimos colectivos en perder el lote ha sido el de los jubilados de Endesa, que hasta el año pasado seguían recibiendo un regalo de su exempresa. Estas Navidades, la compañía que gestionaba la entrega les ha comunicado la desaparición de la cesta. «Nos ha sorprendido mucho. Creíamos que era un derecho que teníamos y contábamos con los turrones y el vino para pasar la Navidad», afirma uno de los afectados.

En algunas empresas, la partida económica de la cesta navideña se ha convertido en moneda de cambio para evitar la pérdida de otros derechos. La alternativa encontrada en algunas empresas a la desaparición ha sido la transformación en un aguinaldo en forma de plus o de cheque de compra.

En la ONCE se ha sustituido el lote por una gratificación lineal de 30 euros por empleado que se adjunta a la paga extra de diciembre. «En un momento como el actual en el que existe un gran número de ciudadanos con importantes problemas de subsistencia, es del todo incomprensible que en la ONCE se sigan otorgando presentes en fechas navideñas. De hecho, eran muchos los trabajadores que en los últimos años habían mostrado su disconformidad con esta cuestión. En cualquier caso, esta compensación supone un pequeño incremento de la masa salarial», indicó UGT para justificar la decisión en un comunicado.

LOTES BLINDADOS

La supresión de la cesta no siempre se lleva a cabo con acuerdo con los sindicatos o con los colectivos afectados, lo que ha llevado a que varias empresas hayan acabado ante los tribunales por las denuncias presentadas. El Metro de Madrid ganó recientemente un pleito promovido por los trabajadores de limpieza después de haber perdido una cesta que estaba regulada en el convenio y que tenía un valor de 140 euros. El Tribunal Superior de Madrid avala la supresión al considerar que la cesta no es una retribución en especie, sino un regalo.

Sin embargo, existen todavía empresas que mantienen la cesta blindada salvo que se produzca un acuerdo con el comité, al formar parte del convenio colectivo. En algunos casos, se tasa incluso el valor de los productos que incluye y su revalorización anual con el resto de conceptos. Una de esas compañías es la fábrica de componentes electrónicos para automoción Magneti Marelli de Barberà del Vallès, que dedica uno de los artículos del convenio a regular el lote de Navidad. «La empresa destinará la cantidad de 112,77 euros por trabajador como valor unitario máximo para la adquisición de los lotes de Navidad», indica el convenio, que prevé la revalorización con el mismo incremento que los salarios. Además, reserva al comité la «elección de los productos» que compra la dirección.

ARGUMENTOS A FAVOR

A pesar de la tendencia a la baja, existen empresas que siguen trabajando en la confección y gestión de los presentes navideños buscando alternativas a los lotes destinados a empleados con los regalos dirigidos a proveedores y clientes o bien las tradicionales paneras que se sortean en asociaciones, bares y colegios por Navidad.

Para Alberto Lorente, director general de DaWanda, «los detalles navideños por parte de las empresas son una gran herramienta para hacer al empleado participe de los objetivos, reconocerle su trabajo y motivarle». La plataforma de empresas elaboradoras de lotes creada en el 2010 apelaba a la «repercusión directa en el consumo de productos nacionales» y en el empleo.