La reestructuración del sistema financiero

Las cajas con capital público buscan fórmulas para salvar la obra social

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS
BARCELONA

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Las crecientes dificultades para financiar la obra social de las cajas de ahorros -ahora partícipes de banco- preocupan al sector. El cambio de escenario financiero ha puesto sobre el tapete la necesidad de que esa actividad, que reporta evidentes beneficios sociales, reenfoque su modelo de gestión hacia la autofinanciación, puesto que el beneficio de la actividad financiera mengua y resultará insuficiente, en muchos casos, para sostener los presupuestos que se habían manejado hasta ahora. Apuntalar el sistema es objeto de discusión en el seno de la CECA, pero también se manifiesta en niveles políticos, desde ayuntamientos hasta los gobiernos autonómicos. El conseller d'Economia de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, sostiene en público que Catalunya no ha perdido poder financiero con la incorporación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancario (FROB) a varias cajas, entre ellas, las catalanas CatalunyaCaixa y Unnim en una proporción mayoritaria. En privado, sin embargo, reconoce que no hay tiempo que perder para salvar la obra social.

Afortunadamente ha quedado preservado el patrimonio inmobiliario. De esta manera, la Pedrera y las sedes emblemáticas de Caixa Saba-

dell, Caixa Terrassa y CatalunyaCaixa se mantienen en las cajas y no se han traspasado a los bancos. Si en el futuro se venden estas entidades, no se verá colgado el cartel de BBVA, Santander o Barclays en lo alto del edificio modernista del paseo de Gràcia.

MANDA EL MODELO / Pero la continuidad de las actividades asistenciales, sociales y culturales de la obra social de las cajas pende del modelo del que se han dotado esas entidades. En el caso de La Caixa, esta cuenta con el 80% de los beneficios de CaixaBank, con lo que en ningún caso peligra la dotación, que en los últimos años se ha movido en torno a los 500 millones.

El de CatalunyaCaixa es un modelo singular. Resistirá temporalmente los embates de la crisis, según la entidad, pese a que la caja solo dispondrá del 10% del banco en el que el FROB tiene el 89,7%. «Cuando nos fusionamos se nos pidió dosificar nuestros recursos y diseñar una estrategia a dos o tres años vista. Por eso tenemos un fondo de reserva de 30 millones, además de nuestra propia capacidad de generar recursos», explica Marta Lacambra, directora general de CatalunyaCaixa, de la que depende la obra social.

La entidad se plantea gestionar un depósito menguante -35 millones de euros en el 2012, frente a 50 del 2011- con la idea de mejorar ostensiblemente la autofinanciación y encajar los proyectos actuales y futuros en las prioridades que se han marcado. «Habrá cosas que se quedarán sin presupuesto y eso lo tiene que decidir el consejo de administración», explica Lacambra. Los recursos se emplearán más selectivamente. CatalunyaCaixa tiene fuentes de financiación que le proporcionarán 15 millones de euros este año y 16,5 el próximo. Se trata de La Pedrera y Mont Sant Benet. El complejo de cultura y ocio del Bages marca un modelo a seguir: los ingresos del complejo cubren dos terceras partes de los costes y se espera que cuando alcance la madurez pueda cubrir todos los gastos. La línea marcada es generar nuevos proyectos, que Lacambra denomina de «socioinversión», a partir de las actividades y recursos de que dispone la obra social, entre los que se incluye el 5,5% del territorio forestal de Catalunya. Tiene 17 iniciativas en marcha y pueden permitir que en cuatro años la obra social vuelva a disponer de presupuestos como el del 2010.

DÉFICIT / Encontrar dinero es el reto de futuro para Unnim. La caja ya no tiene participación en el banco al que ha segregado los activos, con lo que no dispondrá de los beneficios financieros. Sus actividades sociales tienen ingresos, pero al final del ejercicio terminan con un déficit que hasta ahora cubría la caja, explican fuentes de la entidad. El ejercicio del 2012 no está en riesgo, porque hay un fondo de reserva, «pero se tiene que empezar a tomar decisiones. Si el FROB se vende los bancos, se tendrá que ver qué querrán hacer los futuros accionistas», dicen. La caja se propone que el banco canalice algunos beneficios hacia la obra social.