El kit de una casa eficiente

Casas que ahorran consumo energético, pero cuya construcción cuesta, por adelantado, gran parte de lo que paulatinamente irán ahorrando. ¿Dónde está, pues, la ventaja para el propietario? En esa reflexión está el origen de Bhabitat, la empresa que Oriol Aubets, Ismael Bustos y Josep Jordà, tres arquitectos técnicos, treintañeros de Lleida, pusieron en marcha hace un par de años. Su trabajo previo -con otro arquitecto- en proyectos de construcción de casas de madera eficientes energéticamente, demasiado costosas, económicamente y bajo su modo de ver, si el objetivo era ahorrar, les llevó a investigar materiales y sistemas de fabricación alternativos para llegar a realizar casas, también eficientes energéticamente, pero mucho más económicas. Sus indagaciones les llevaron a un sistema modular de casas de madera, sirviéndose al máximo de materiales naturales como la lana de oveja como aislante térmico, y una metodología que permite realizar la fabricación en serie, mediante una cadena de montaje de cada pieza, que supone también un ahorro. Su fórmula interesó a un inversor que les propuso implementarla en un proyecto para Latinoamérica: levantar 5.000 de esas viviendas en un año. Dichas casas debían, además, ser resistentes a vientos huracanados y seísmos. Aunque finalmente la propuesta no prosperó, a los tres arquitectos leridanos aquello les había supuesto el mejor incentivo para ingeniar sistemas constructivos eficientes, tanto para los futuros ocupantes, como para quien hiciera el montaje. Además, como la idea era fabricar las casas en Catalunya y enviarlas en contenedores de barco desmontadas, ya las proyectaron desmontables y con todo lo que precisan para su automontaje, incluídas las griferías.

Así nació su concepto de kit de casa eficiente, al que sumaban también su filosofía lowcost. Ahora ya empiezan a tener clientes particulares, propietarios de solares que, por unos 310 o 320 euros el metro cuadrado -a mitad de precio de la construcción tradicional- pueden optar a «una casa saludable para los que viven en ella y sostenible para el medio ambiente», afirma Ismael Bustos, uno de los tres emprendedores arquitectos. «Dos personas pueden montar la casa en una semana», puntualiza Bustos.

Actualmente, además de haber empezado a desarrollar ya algún proyecto de casa unifamiliar, preparan, en el casco antiguo de Lleida, la rehabilitación integral de todo un edificio destinado a pisos de alquiler. «En esta intervención -auspiciada por un promotor privado-, utilizamos todos los parámetros de eficiencia y sostenibilidad incluidos en nuestro modelo de casas eficientes. Y en el último piso del edificio, que tiene actualmente tres plantas, levantaremos una cuarta para ubicar en ella lo que equivaldría a una de las casas modulares lowcost», detallan los arquitectos, por cuya idea se interesó también un inversor asturiano para montar con ellas el mayor complejo de casas de madera de España.

Terreno, agua y luz

Para la compañía Endesa, el equipo de arquitectos ha preparado ya un proyecto en el que, con una de estas viviendas desmontables, se solventará la necesidad de una sala de emergencia junto a la presa de Rumedo, en el municipio de Lladorre (Pallars Sobirà) y dentro del Parc Natural del Alt Pirineu. «Esta construcción tiene también otro valor añadido, y es que no hace falta abrir el terreno para ubicar en él los cimientos. Hemos ideado un sistema en el que los cimientos quedan sobre el terreno», explica Ismael Bustos.

Y, ¿qué hay que tener para poder instalar una de estas viviendas? «Un terreno y suministro de agua y luz. La tipología del terreno es indiferente, el sistema se puede adaptar al medio y al entorno. Los permisos son los mismos que los que requiere la construcción tradicional de una casa, pero con el valor añadido de que, en zonas de montaña o terrenos no urbanos en los que se permita, no hay impacto ambiental», destaca Bustos.

Bhabitat, que espera cerrar este año con una facturación de entre 150.000 y 200.000 euros, considera ideal su kit de espacios modulares para sustituir barracones escolares y para edificar en países emergentes, sin impacto medioambiental y a bajo coste.