actos de promoción en el consulado japonés de BCN

Japón pugna por reactivar las relaciones bilaterales con España

Las importaciones procedentes del país asiático todavía no han alcanzado los niveles previos a la crisis

Distrito de Ginza, en Tokio.

Distrito de Ginza, en Tokio. / periodico

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / BARCELONA

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Las relaciones comerciales entre Japón y España atraviesan un buen momento en lo formal pero cuantitativamente no han alcanzado los niveles de antes de la crisis. Fruto de esa situación, las autoridades niponas están impulsando los contactos de todo tipo entre empresas japonesas y españolas para potenciar los intercambios económicos bilaterales. Las importaciones procedentes de Japón alcanzaron en el 2007 su máximo valor, 6.082 millones de euros, para reducirse progresivamente hasta llegar a solo 2.437 millones en el 2013. Desde entonces se han recuperado solo parcialmente registrando en el 2016 los 3.639 millones de euros. 

El número total de firmas exportadoras de mercancías a Japón en el 2016 fue de 7.011. Entre ellas, Adolfo Domínguez, Zara, Gestamp, Lladró.... El auge del turismo entre ambos países ha sido también un motor para ambas economías que se desea potenciar. La reapertura de vuelos directos prevista para este año debería contribuir al mayor flujo de turistas entre ambos países, después de que en el 2016 ese número se redujese más de un 20%, situándose en 474.000 visitantes, frente a los 601.000 que llegaron en el ejercicio precedente. Al contrario, el número de españoles que viajaron a Japón el año pasado se anotó un aumento de algo más de un 19% con respecto al 2015, hasta situarse en 92.000 visitantes. En solo 5 años, el número de turistas españoles que viajan a Japón se ha incrementado en un 360%.

IMPORTACIONES Y EXPORTACIONES

España para Japón es un aliado comercial con elevado potencial que necesita mejorar. Las exportaciones españolas a Japón disminuyeron el 2,6% en el 2016. España fue para Japón el sexto suministrador entre los países de la UE, con unas ventas que representan el 0,61% de las importaciones niponas, según datos del Icex. La cuota de Japón en España es del 0,95%. Los principales productos españoles que se venden en Japón son vehículos (16,7%), carne (14,21%) y productos farmacéuticos 14,12%. Las importaciones españolas con origen en Japón aumentaron el 13% en comparación con el 2015 (2.406 millones), con el automóvil como principal epígrafe, el 46,17% del total, seguido de maquinaria 21,29%. El lujo japonés también tiene un mercado relevante en España, aunque fueron los productos químicos los que más crecieron (el 156,9%). 

RECEPCIÓN EN EL CONSULADO

Una muestra de esa apuesta de Japón por la necesaria revitalización de las relaciones bilaterales fue la recepción organizada la semana pasada por el club de empresas de lujo Elite Spain y el Círculo Empresarial Japón España (CEJE) en la residencia privada del cónsul de Japón en Barcelona, Nahoito Watanabe. Watanabe destacó: "En Barcelona hay un 'boom' japonés, 'boom' de gastronomía japonesa, manga y anime, idioma japonés, arquitectura, cine y literatura. Actualmente hay 179 empresas japonesas en Catalunya y 68 empresas españolas en Japón. Y este número está aumentando".

Jorge Lasheras, Presidente de CEJE, destacó la importancia de "aprovechar las oportunidades que surgen de la colaboración entre ambos países ya que, a pesar de la perseverancia que requiere entrar en el mercado japonés, merece la pena".

COMPLEJIDAD ECONÓMICA

Esa perseverancia es necesaria ya que Japón lidera, por ejemplo, el ránking de países en los que resulta más difícil para cualquier empresa extranjera ganar una posición relevante. Japón es la cuarta mayor economía de exportación en el mundo y la economía más compleja de acuerdo con el Índice de Complejidad Económica (ECI). Este índice refleja el monto de conocimiento presente en la estructura productiva de un país. Mientras más compleja es una economía, mayor su riqueza y mayor su crecimiento esperado (en PIB per cápita). Sin embargo, países que tienen recursos naturales abundantes (como el petróleo por ejemplo), pueden ser ricos –alto PIB per cápita- sin necesidad de ser complejos –bajo ECI-. En este sentido, el ECI es no solo un indicador sino un motor para el desarrollo, un modelo al que España quiere aliarse.