'Intocabili'

Debemos a los periodistas italianos Sergio Rizzo y Gian A. Stella la introducción en nuestro vocabulario político del término casta. Lo emplearon en sus textos en el venerado Corriere de la Sera a partir del 2007. Fue un inventario, luego convertido en libro (ahora en español: La casta. De cómo los políticos se volvieron intocables, edición de Capitán Swing), de las numerosas corruptelas cometidas por los 900 políticos italianos que campan por Montecitorio. Por comparación, Italia nos lleva siete años de ventaja en desenmascarar a los corruptos (y también a los titiriteros de corto recorrido como Bepe Grillo, téngase en cuenta).

Cuando aparezca una obra similar en España, a Rodrigo Rato tendrá capítulo especial. Es, por ahora, el mejor símbolo de la impostura entre lo que se predica y lo que ejerce. ¿Un comisionista de las adjudicaciones públicas? No, eso queda para los advenedizos. Rodrigo ya era rico de segunda generación cuando entró en política. Ahora se le acusa de haber utilizado las mismas leyes que impulso y amparó, la de los artificios fiscales que tan bien redactan las cuatro grandes consultoras globales, para garantizar que sus descendientes tampoco paguen impuestos. Serán intocables de tercera generación.