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La industria del automóvil prepara el coche del futuro

Los fabricantes impulsan las nuevas tecnologías de propulsión, la conexión a internet, la conducción autónoma y los nuevos materiales más ligeros

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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«Estoy dispuesto a apostar a que dentro de 20 años solo se podrán comprar coches eléctricos impulsados por baterías. Creo que las cosas se van a mover rápidamente. Los coches con motores de combustión interna son complicados, anticuados,  obsoletos y contaminantes. En cambio, los vehículos eléctricos son el futuro y las empresas que se mueven más rápido son las que van a dominar el mercado». La apuesta y el diagnóstico demoledor corresponden a sir Richard Branson, el revolucionario emprendedor británico. Aunque no concretó qué apuesta, Branson se juega con la electromovilidad una importante inversión en un equipo de la fórmula E que rivaliza con la fórmula 1 con monoplazas eléctricos y su proyecto de fabricar coches propulsados con baterías emulando la compañía Tesla del emprendedor estadounidense Elon Musk.

Branson va más allá que cualquier estudio o prospección realizada hasta ahora, aunque apunta en la misma dirección de una de las grandes tendencias de evolución de la industria de automoción. Los fabricantes de automóviles y componentes se preparan con más rapidez de lo previsto hace unos años para el cambio de tecnologías de propulsión, los smartcars hiperconectados, los vehículos de conducción autónoma y hechos de nuevos materiales más ligeros.

En el 2035, los motores de gasolina y diésel habrán perdido su hegemonía, aunque todavía se venderán algo más de 20 millones de unidades de coches con motores de combustión interna, según las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía. Otros estudios apuntan una tendencia similar con una mezcla de tecnologías que incluirán muchos más híbridos que ahora y una cifra respetable de eléctricos pero todavía emergente, igual que los vehículos propulsados con hidrógeno.

EVOLUCIÓN ACELERADA

La noticia de las predicciones del fundador de Virgin fue reenviada en las redes sociales por la Federación Internacional de Ingenieros y Técnicos de Automoción (Fisita), los verdaderos artífices de la revolución en ciernes en las fábricas de coches y componentes. «Desde el punto de vista de las fábricas de ensamblaje, los coches de hidrógeno son más complejos que los eléctricos, aunque el principal cambio que ya estamos viviendo se da en la electrónica y la conexión de los vehículos», explica Francesc González Balmas, presidente de la Sociedad de Técnicos de Automoción (STA).

Los números cantan. «En los años 50 y 60, los coches llevaban pocos  sensores. Ahora, pueden llevar integrados unos 2.000 sensores, lo que supone más trabajo y cambios en los proveedores de esos sistemas electrónicos», destaca González.

Los cambios experimentados en los últimos años y las perspectivas de nuevas transformaciones en el futuro han llevado a los centros de formación a adaptarse mediante el aumento de plazas de la especialidad de mecatrónica, la simbiosis entre mecánica y electrónica que piden en primer lugar las fábricas y los centros de investigación y desarrollo.

MÁS MECÁNICOS Y ELECTRÓNICOS

La buena evolución del sector en España y Catalunya en los últimos años ha hecho que las escuelas de Formación Profesional y las universidades hayan llenado sus plazas destinadas a la industrial del automóvil, según el presidente de los técnicos e ingenieros. El último paso dado en la comunidad ha sido la puesta en marcha del Centro de Formación del Automóvil ubicado a pocos metros de la fábrica de Seat en Martorell, que iniciará su actividad regular el próximo septiembre.

El capital humano es una de las fortalezas competitivas de Catalunya en el sector del automóvil ahora y, previsiblemente, en el futuro, según Vicenç Aguilera, presidente del Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya. «Hay una línea muy clara de investigación para que los motores emitan cada vez menos gases, lo cual es una buena noticia para el medioambiente. Otra tendencia clara es la explosión de conectividad que ya se está produciendo, con los coches completamente conectados a internet y a los smartphones», subraya Aguilera, que avisa de que «cualquier tecnología que se implanta en el automóvil es implacable y obliga a las empresas a estar siempre al día si no quieren quedarse atrás con rapidez».

COMPETENCIA DE GOOGLE Y APPLE

¿Sabrán los fabricantes clásicos de automóviles adaptarse al cambio? La respuesta a esa pregunta ha generado una polémica entre apocalípticos e integrados en relación con la posible pérdida de control de la industria del automóvil por parte de gigantes como General Motors, Toyota o Volkswagen, que cederán el mando a grandes tecnológicas como Apple y Google que tienen sus ojos puestos en la movilidad.

El expresidente de GM Dan Akerson alertó hace unos meses al consejero delegado de Apple, Tim Cook: «Si fuese un accionista de Apple, no estaría contento. Sería muy escéptico sobre la perspectiva a largo plazo en un sector de bajo margen y muy manufacturero».