Las cuentas catalanas

El Govern refuerza la hacienda propia con un 21% más de plantilla

Sede de la Agència Tributària de Catalunya en la calle Fontanella de Barcelona.

Sede de la Agència Tributària de Catalunya en la calle Fontanella de Barcelona.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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Más autonomía política supone un mayor control sobre las finanzas. Es por ello que el Govern tiene como objetivo reforzar la Agència Tributaria de Catalunya (ATC) con un aumento del 21% de la plantilla de este organismo el año que viene, dentro de su proyecto de tener hacienda propia y estructuras de estado. Ese incremento de personal de la entidad se compatibilizará con una dotación presupuestaria de 35,9 millones de euros para el ejercicio próximo, lo que supone un aumento de casi el 26%.

Si se desvanecen las incertidumbres sobre el apoyo parlamentario y la posibilidad de elecciones anticipadas y se aprueba finalmente el proyecto de presupuesto de la Generalitat para el 2015, la plantilla de la ATC ascenderá a 444 personas, frente a las 366 del ejercicio actual.

De las nuevas plazas, un total de 40 correponderán a personal técnico de gestión tributaria, un cuerpo nuevo creado por la Generalitat el año pasado y sobre el que recae la tarea de cobrar, notificar y realizar todos los trabajos propios de una administración fiscal.

PROMOCIÓN INTERNA

Otros 20 puestos que se incorporarán el año que viene serán inspectores tributarios que se sumarán a las 18 plazas del concurso convocado el pasado 11 de noviembre a través de un procedimiento de promoción interna al que se podrán presentar funcionarios de la Generalitat y que no entrarán en plantilla hasta el otoño del año que viene. El catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y consejero del Banco de España, Guillem López Casasnovas es el presidente del tribunal calificador.

En la actualidad, la hacienda catalana apenas cuenta con una docena de inspectores. El reforzamiento de este cuerpo esencialmente a través de la promoción interna responde a la intención de aumentar las tareas de comprobación y control de tributos propios y cedidos totalmente, como el impuesto del patrimonio, según fuentes de la Conselleria de Economia.

El primer intento del Govern en este sentido consistió en lograr que inspectores de la hacienda estatal pasaran a ser actuarios de la catalana en «comisión de servicios», pero el Gobierno central lo impidió. Es por ello que luego se optó por otro concurso dirigido a personal de la Generalitat que quiera convertirse en inspector tributario.

ERC, hasta hace poco socia parlamentaria de CiU, ha criticado en más de una ocasión «la lentitud» con la que se desarrolla el despliegue de la hacienda propia y reprocha que muchas de las medidas del Govern se debieron tomar «hace tiempo». El proyecto se apoya en la plataforma Tributs de Catalunya, de la que además de la ATC forman parte las cuatro diputaciones que operan como ventanilla única. De hecho, el marco legal permitía esta operativa desde que existe la autonomía, pero no se había aplicado.

Ahora se busca «reforzar la inspección, el control y las tareas de recaudación ejecutiva», aquellas que se producen por el impago de los impuestos cedidos y propios. Este trabajo lo realiza hoy la Agencia Tributaria estatal (AEAT), por el que la Generalitat le paga nueve millones de euros anuales. En otras autonomías lo hace la propia comunidad.

En la actualidad, la ATC recauda todos los tributos propios (superficies comerciales, alojamientos turísticos, entre otros) y los cedidos (transmisiones patriniales o sucesiones y donaciones), con la excepción del de patrimonio. El Govern quiere que su papel sea cada vez mayor.