Franceses al ataque

El presidente francés y sus ministros pensaban que podían irse de vacaciones tranquilos con los agricultores, después de haberles prometido un plan de urgencia de 600 millones de euros. Pero la poderosa Federación Nacional de Sindicatos Agrícolas (FNSA) y los más autónomos Jóvenes Agricultores ya habían anunciado que no abandonarían las acciones durante el verano. La movilización, empezada a mediados de julio para protestar por la bajada de los precios cárnicos y de la leche, se dirige ahora tanto a las industrias de elaboración y las grandes cadenas como a los países vecinos. Ayer le tocó a los camiones que procedían de Catalunya y Andorra, a la altura del túnel de Puymorens.

Medio centenar de productores de frutas con una veintena de tractores decidió unirse en solidaridad y filtrar el paso de mercancías procedentes del sur, al tiempo que repartían octavillas a los conductores de turismos con el elocuente lema «dejarnos trabajar y producir francés». «El ministro de Agricultura está de vacaciones, pero nosotros no y trabajamos cada día en nuestros campos», se quejaba un agricultor a la radio France Bleue. «Haría bien en trabajar para presentarnos algo correcto en otoño porque, si no el campo arderá», acabó amenazando.

Más al norte, los activistas encontraron el jueves un camión español con carne de cerdo dispuesta a convertirse en salchichas en Albi. Su denuncia es que tanto mataderos como supermercados se aprovechan de los precios más baratos en otros países para presionarles a ellos a la baja. Los bloqueos fueron especialmente duros la semana pasada en la frontera alsaciana con Alemania hasta suscitar una polémica entre agricultores de ambos lados.

El Ministerio de Exteriores español se vio obligado ayer a emitir un comunicado calificando e stas acciones como «una violación evidente de la reglamentación europea» y pidiendo «ser informados con urgencia sobre las medidas que el Gobierno francés tiene intención de tomar para acabar con estas agresiones».

El tema de fondo es un acuerdo en junio entre los diferentes actores franceses para hacer subir progresivamente el precio de estos productos y que los agricultores consideran que se incumple. La ternera está ahora para ellos en unos 3,7 euros el kilo y se había pactado que aumentara en unos 20 céntimos. Matarifes y grandes cadenas se echan la culpa de no haber respetado el acuerdo. El precio del litro de leche se halla por debajo de los 30 céntimos, cuando para cubrir costes debería estar entre los 40 y 50 céntimos.

Si los precios de producción de la leche se han desplomado en los últimos meses es porque, desde el 1 de abril, se acabaron las cuotas lácteas y porque el embargo ruso ha dejado el resto del mercado europeo mercado en situación de una sobreabundancia. Además, los sindicatos se quejan de una mano obra por debajo del salario mínimo en Alemania en explotaciones más industriales que las francesas.