UN SECTOR EN AUGE

En el fondo de la piscina

España está en la élite de países con nuevas tecnologías de construcción y mantenimiento de instalaciones acuáticas

Unifamiliares 8 Vista aérea de chalets con piscina en una urbanización de Castelldefels.

Unifamiliares 8 Vista aérea de chalets con piscina en una urbanización de Castelldefels.

JOSEP-MARIA URETA / BARCELONA

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Hay que vaciar la piscina al final del verano y dejar medio metro de agua para mantener la presión contra las paredes hasta el próximo año. No hace tantos años que ese era el consejo más asumido entre veraneantes de temporada, los del chalet, de propiedad o alquilado, en la costa o en el Montseny. Hoy, todo lo contrario y por razones de sostenibilidad: hay que tener siempre llena la piscina, programar los sistemas de depuración, y dar por descontado que a partir de abril del 2016 se emprenderá la puesta en marcha de la piscina familiar. Desde Roses hasta Zahara de los Atunes deciden así ciento de miles de familias.

¿Caricatura? Tanta como la descripción, más actual, de que un millón de familias españolas, con piscina en primera o segunda residencia, saben que no tardarán en controlar todos los datos de su alberca particular mediante una aplicación del móvil. Si hay pérdida de agua mayor de la previsible, si las condiciones higiénicas del agua son las correctas para bañarse mañana mismo o si el mantenimiento de esas condiciones se hace por un precio asumible.

MEJORAR ES LA CLAVE

Las piscinas no pasan la ITV como el automóvil. De hacerlo, las condiciones más elementales serían las de sostenibilidad en un país que conoce lo que es la escasez de agua y el gasto energético. Por no salir, de momento, de las piscinas particulares (8 metros por 12, de promedio) hay que registrar que un 60% de piscinas particulares en España tienen más de 10 años. Nótese, aquí, cuánto ha evolucionado la tecnología en esta década para medir con precisión cualquier cambio indeseado en una piscina. Mejorar (upgrade, dicen en el sector) es ahora el gran desafio de los próximos años.

El auge constructor tuvo el efecto añadido de unas 40.000 piscinas nuevas cada año. Hoy, siguiendo la misma curva de descenso inmobiliario, son unas 18.000. «Llegaron a quedarse en 8.000 en el 2011», explica Pedro Arrebola, presidente de la patronal sectorial Asofap, que agrupa a las empresas que hacen posible una piscina, en la que tienen más incidencia de la imaginada las firmas  vinculadas al sector químico de materiales aislantes.

¿Razón? Una piscina y un chalet pueden presentar grietas, pero los efectos son distintos. El agua es más corrosiva a medio plazo. Arrebola precisa que «el sector no solo se ha recuperado sino que está en condiciones de aportar sus mejoras tecnológicas a todo el mundo». Avalan dos datos: que España es la segunda potencia europea en piscinas, tras Francia, y la tercera en el mundo (lidera EEUU, con Brasil merodeando por la cuarta plaza). Y que desde aquí ha surgido un sector consolidado para que las piletas dispongan de todos los medios (químicos y físicos, como la electrolisis) para contribuir a los principios de sostenibilidad.

Explica Arrebola, con datos hasta ahora desconocidos: el sector vinculado a las piscinas factura 1.000 millones de euros anuales y da trabajo, directo e indirecto, a 50.000 personas. Y como el 60,5% de las piscinas españolas -aquí se incluyen las comunitarias, las públicas y los centros de ocio-- tienen más de 10 años, se abre la oportunidad, y exigencia, de hacer el mantenimiento de esas instalaciones.

Equivale a decir que al menos hay 2.500 pymes en España que tienen relación directa o indirecta con las piscinas. Es lo que se ve al fondo de un sector innovador que además exporta un 20% de su facturación. No se trata de exportar piscinas sino tecnología, desde tratamiento de materiales de construcción adecuados hasta los del agua, con la mejora de la depuración como ejemplo destacado.

Por datos, que no quede. Los están difundiendo estos días los organizadores del salón Piscina&Wellness Barcelona (PW&B) que se celebra a mediados de octubre en la Fira de Barcelona. Explican, y cumplirán, que España es una potencia contrastada en piscinas. No tanto en construirlas, que tiene poco valor añadido, sino en mantenerlas en condiciones de sostenibilidad y con aplicación de las tecnologías más avanzadas.

Eloi Planes, consejero delegado de la multinacional Fluidra (lider mundial en innovación del sector) y presidente del salón PW&B, traza las tres grandes tendencias para los próximos años. «Aumentará la colaboración entre el sector y los colectivos vinculados al turismo. Los hoteles y campings impulsan nuevos equipamientos con el agua como otro eje de bienestar (wellness)». Además de una «notable mejora de materiales en construcción y saneamiento» será la tecnología 2.0 (el internet de las cosas) la que hará que «el usuario tenga su propia aplicación de móvil para gobernar su piscina». Hasta tocar fondo.