lucha contra la corrupción

La fiscalía surcoreana ordena el arresto del heredero de Samsung

El heredero y vicepresidente de Samsung, Lee Jae-yong (en el centro).

El heredero y vicepresidente de Samsung, Lee Jae-yong (en el centro). / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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La fiscalía ha ordenado el arresto del vicepresidente de la multinacional Samsung, Lee Kyu-chul, por varios cargos de corrupción en el último capítulo del escándalo de la Rasputina en Corea del Sur. La trama es un alud que sigue arrasando los principales cimientos de la política y la economía nacional sin que se vislumbre aún su final. Lee Kyu-chul, de 48 años, es una de las personalidades más rutilantes del país. Ejerce de presidente de facto de la compañía desde que su padre sufrió un ataque al corazón tres años atrás y heredará oficialmente su cargo en breve. Las ventas de Samsung, la mayor compañía del país, equivalen a la quinta parte del PIB nacional. Los efectos devastadores causados por la orden de detención de Lee en la compañía y en Corea del Sur se dan por descontados. No era, pues, una decisión sencilla. "Aunque las condiciones económicas del país son importantes, aún lo es más el cumplimiento de la Justicia", ha aclarado este lunes la fiscalía. Un tribunal de Seúl decidirá el miércoles si cursa la petición.

Lee había sido interrogado esta semana durante 22 horas por una comisión independiente en una rara excepción a la vida fuera de los focos de los magnates nacionales. La fiscalía le acusa de sobornos, malversación y perjurio. Se sospecha que transfirió 43 mil millones de won (unos 34 millones de euros) a dos fondos de Choi Soon-sil, la ínclita Rasputina, para aceitar el apoyo presidencial a una fusión empresarial de la que Lee emergería como sucesor de su padre. Por presionar hacia aquella polémica operación también ha sido acusado hoy el antiguo ministro de Sanidad, Moon Hyung-pyo. La fiscalía sospecha que el líder mundial de la telefonía móvil pagó cantidades millonarias a Choi para lograr que el Servicio Nacional de Pensiones, controlado por el Gobierno y accionista de una empresa del grupo, aprobara la fusión de esta y otra subsidiaria de Samsung. Este vínculo "ha quedado probado" por varios documentos obtenidos por los investigadores, según explicó el portavoz de la fiscalía, Lee Kyu-chul, en una rueda de prensa celebrada en Seúl.

Lee había reconocido esta semana una aportación menor de fondos, pero negó que buscara ningún favor presidencial y no aclaró su finalidad. También reconoció que la compañía había sufragado la carrera ecuestre de la hija de Choi con diferentes pagos e incluso la compra de un caballo de 755.000 euros. Samsung ha respondido al amontonamiento de evidencias de inmoralidades e ilegalidades asegurando que "es difícil" entender la solicitud de su arresto.

SISTEMA PODRÍDO

El escándalo de la Rasputina ha descubierto un sistema podrido hasta el tuétano que cubría a las mayores compañías del país, a la presidencia, al poderoso Fondo de Pensiones y a célebres deportistas. Choi, sin cargo ni oficina en el Gobierno, intervino en asuntos sensibles de Estado y acumuló fondos prometiendo el favor de la presidenta, Park Geun-hye. Ambas se habían hecho buenas amigas desde que la presidenta perdió a sus padres décadas atrás en sendos atentados. La prensa ha especulado con la influencia que Choi, hija del líder de una secta, habría ejercido sobre Park.

El país permanece estupefacto desde que el escándalo estallara en octubre e intenta digerir sus dimensiones. Park ha sido inhabilitada y se ha convertido en el primer ocupante de la Casa Azul que falla a su mandato desde la instauración de la democracia en 1987.