DURAS CRÍTICAS A LA GESTIÓN DE DRAGHI

Transparencia Internacional afea la escasa rendición de cuentas del BCE

"Si el euro quiere sobrevivir a la próxima crisis, el BCE necesita supervisión democrática", opina la organización

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE).

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE).

SILVIA MARTINEZ / BRUSELAS

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La debilidad de la arquitectura de la eurozona y la falta de voluntad política a la hora de completar la unión económica y monetaria han convertido al Banco Central Europeo en el ángel guardián del euro. Su independencia de los poderes públicos y  su papel –especialmente desde que Mario Draghi dijera aquella famosa frase de "haremos todo lo que sea necesario" para proteger al euro- han sido claves a la hora de alejar la tormenta financiera que estalló en el 2008. Pero no es oro todo lo que reluce y según un análisis de la organización Transparencia Internacional, si el euro quiere sobrevivir a la próxima crisis, el BCE necesita de forma urgente "supervisión democrática" y una rendición de cuentas mucho mayor.

"Aunque el BCE ha salvado al euro en más de una ocasión la ausencia de un ministro de la zona euro comocontrapartida al BCE significa que el banco ha tenido que estirar su mandato hasta un punto límite. Si el euro quiere sobrevivir a la próxima crisis, los estados miembros deben dejar de esconderse detrás de los tecnócratas del BCE, superar la inercia política y ponerse serios sobre la reforma del eurozona", sostiene Leo Hoffmann-Axthelm coordinador de investigación de Transparencia Internacional.

La organización acaba de hacer público un informe –titulado '¿Dos caras de la misma moneda?'- en el que alerta de la escasa transparencia en las decisiones que adopta la entidad que dirige el banquero italiano y de los límites a las rendición de cuentas. "Aunque ha hecho más que nadie para salvar el sistema económico y financiero de la zona euro del colapso, sus actividades han ido más allá del papel previsto y requiere un mayor escrutinio", subrayan.

CONTROL SOBRE LA LIQUIDEZ DE EMERGENCIA

Por ejemplo, como prestamista de último recurso el BCE dejó de aceptar los bonos soberanos griegos como colateral obligando a los bancos helenos a pedir prestado a su banco central a través de la asistencia de liquidez de emergencia (ELA). Pero el hecho de que el grifo estuviera en manos del consejo de gobierno del BCE le ha dado a este último "poderes discrecionales" para controlar "y presionar al gobierno griego en sus negociaciones con la troika", de la que también forma parte el BCE.

La crisis griega está lejos de estar resuelta y una dinámica similar, aseguran, podría producirse en las negociaciones actuales con Grecia. "Los bancos griegos no solo están pidiendo prestado todavía a la ELA sino que los volúmenes han aumentado en febrero de 2017 tras un período de relativa calma". Y lo mismo podría ocurrir con el proceso de recapitalización de la entidad italiana Monte dei Paschi di Siena. "Claramente las decisiones que afectan el destino de las economías deberían de tener algún tipo de supervisión democrática. El BCE no debería estar en posición de retirar el enchufe de la pertenencia de un país al euro, una decisión en última instancia en manos de los políticos democráticamente elegidos", sostiene Hoffmann-Axthelm.

Como solución plantean que las comunicaciones entre el BCE y los gobiernos nacionales sobre las condiciones a cambio de medidas de apoyo monetario vayan co-firmadas por el presidente del Eurogropo y del Parlamento Europeo y que sean públicas. Ambas entidades deberían dar también su apoyo político en el caso de medidas que vayan más lejos del mandato de la entidad, que a su vez debería dejar de formar parte de la troika. Y, además, todas las decisiones, recomendaciones y opiniones deberían ser públicas.

PUERTAS GIRATORIAS EN EL BCE

El informe también afea el hecho de que los miembros del consejo de gobierno del BCE no están obligados a presentar una declaración pública de sus activos e intereses y que el comité de ética de la entidad está presidido por un ex presidente lo que resta imparcialidad al cargo. Además, los riesgos de las puertas giratorias siguen siendo grandes y argumentan que ha habido muchos ejecutivos que han aceptado puestos en entidades financieras privadas sin tener incluso experiencia laboral en el sector previa a su paso por el BCE. Por último, recuerdan que el marco previsto para denunciar irregularidades internas está desfasado y no es acorde con las prácticas internacionales. "El BCE debería adoptar un sistema nuevo y público para denuncias públicas con una opción de anonimato", reclaman.