ESTRÉS POR SEQUEDAD

Un estudio permite conocer el estrés por sequía de los árboles catalanes

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Un estudio liderado por el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) permite conocer el grado de estrés por sequía de los árboles catalanes a escala regional. Según ha informado hoy este centro, con sede en la población leridana de Solsona, esto se consigue combinando datos de los inventarios forestales con modelos matemáticos, lo que permite anticipar y mitigar los efectos de la sequía favoreciendo la salud de los bosques. Cuando los árboles necesitan más agua de la disponible durante un periodo determinado de tiempo sufren estrés hídrico, también llamado estrés por sequía, y tener la capacidad de anticipar este fenómeno es el objetivo principal del estudio que encabeza Miquel De Cáceres, investigador del grupo CEMFOR (Center for Mediterranean Monte Research) del CTFC.

Utilizando datos del suelo y de la vegetación provenientes de los inventarios forestales de España, han desarrollado y validado un modelo matemático que permite obtener predicciones fiables de los cambios de humedad del suelo y el estrés por sequía sobre grandes extensiones. El modelo se basa en el equilibrio diario que existe entre los procesos que aportan agua al suelo y aquellos que la extraen, y en él se tiene que incluir información detallada de la vegetación y de las características del suelo. Con esta información el modelo es capaz de simular la competición de diferentes especies de plantas por los recursos locales de agua, puesto que cada una de ellas dispone de estrategias diferentes para hacer frente a la sequía. El estudio se centra en el estrés por sequía en los bosques de Cataluña, una región con el 60 % de su superficie cubierta por bosques y matorrales. Gracias a los inventarios forestales españoles del 1990 y 2010, los investigadores de este trabajo pudieron caracterizar la variación espacial y temporal de la cantidad de hojas a los árboles y la distribución de las raíces, siendo ambas factores clave del estrés por sequía. Las predicciones realizadas por el modelo revelan que los cambios en la estructura de la vegetación jugarían un papel clave.

Según De Cáceres, "el aumento en el estrés por sequía observado por muchas especies entre los años 1990 y 2000 viene dado más por el crecimiento del bosque que por las condiciones climáticas", y añade que "este crecimiento es debido a la densificación de los bosques como resultado del abandono rural y la disminución de la gestión forestal". En cualquier caso, este modelo, combinados con los datos meteorológicos, permite anticiparse al lugar, al momento y al tipo de especies que se verán afectadas por la sequía, identificando las áreas altamente vulnerables a sus impactos. Además, también permite obtener los resultados a escala regional y no sólo local, lo que permite diseñar estrategias basadas en la adaptación y mitigación de los impactos por sequía. 

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