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Escila y Caribdis, otra vez

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Si alguna aportación positiva tiene la larga crisis griega, miembro de la UE desde 1973 -antes que España- es que los lectores de diarios escritos o digitales están actualizando sus conocimientos de la mitología griega. O acercándose a ella si la desconocían. Para unos y otros, ayer cabía actualizar una de las mejores leyendas sobre un gran riesgo para quienes navegaban por el Mediterráneo hace más de dos milenios. Para atravesar el estrecho de Mesina los marineros experimentados tenían que elegir entre acercarse al acantilado de Escila, a babor, o a los remolinos de Caribdis, a estribor. Una rectificación de algunos grados -unidad de medida que desconocían- les llevaba al desastre.

En una semana tan cargada de simbolismos sobre fortalezas y debilidades de la UE y del Gobierno griego, los corredores de bolsa se mostraron como navegantes poco experimentados y se acercaron a Escila y a Caribdis sin precaución en cuanto recibían noticias de si Tsipras aceptaba, la UE rechazaba y vuelta a empezar.

Si alguna jornada bursátil refleja bien el paralelismo entre noticias confusas sobre la intención de un gobierno y su réplica de Bruselas (esa es la que sigue gustando más a los operadores) es la de ayer: subidas y bajadas al segundo en función del diálogo Atenas-Bruselas y, sobre todo, sus filtraciones interesadas. Los índices oscilaban al ritmo de esas noticias confusas y contradictorias.

Los valores españoles más cotizados que sufrían esos cambios de humor eran los bancos y las constructoras. Al final de todas estas oscilaciones, el Ibex 35 abrió la cotización de julio al alza y remontó el 1,32%, hasta los 10.911 puntos.

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