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Entrada de sustancias prohibidas hoy en la UE

Centenares de pollos, en una granja estadounidense.

Centenares de pollos, en una granja estadounidense.

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En el campo agroalimentario, el objetivo del TTIP es armonizar las políticas de Europa y Estados Unidos para favorecer las exportaciones. Una misión difícil, porque actualmente las políticas agroalimentarias de las dos regiones son galaxias lejanas. Tras la aprobación del acuerdo, podríamos encontrar en nuestros platos alimentos tratados con sustancias hoy prohibidas en Europa.

En Estados Unidos es habitual limpiar las carcasas de pollo con clorina, sustancia dañina para el organismo. Con otro producto vienen tratados los pavos americanos, el 70% de ellos alimentados con pasto que contiene arsénico, potencialmente inocuo para el animal pero con efecto perjudicial para los humanos.

En Europa rige el principio de precaución, cada elemento tiene que pasar pruebas para demostrar su inocuidad sobre el cuerpo humano antes de ser empleado, mientras en Estados Unidos se sigue el principio de reconocimiento mutuo, o sea hasta que no se declare su toxicidad se puede utilizar cualquier materia. En este caso Europa tendría que abandonar sus políticas para abrazar el principio de reconocimiento mutuo. Las hormonas bovinas, prohibidas en Europa desde 1999 por ser cancerígenas, entrarían en nuestras dietas. También cambiaria la legislación en la utilización de pesticidas, para igualarla con la americana, más permisiva.

«Los lobis que más han presionado a nivel europeo han sido de los sectores agroalimentario y de la industria biotecnológica transgénica, como Monsanto y Bayer», cuenta Esther Vivas, activista y experta en soberanía alimentaria: «Su objetivo es conseguir una legislación mucho más flexible, que les beneficie».