Un ejercicio casi de fe

Una anciana camina por una calle de Valencia.

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OLGA
Grau

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El próximo martes el Gobierno presentará a las Cortes Generales los últimos presupuestos de la legislatura con un marcado tinte electoralista. Los dos ministros económicos, Cristóbal Montoro y Luís de Guindos, lanzarán varias consignas políticas. La primera, que si las cuentas del 2014 fueron las de la recuperación, las del 2015 serán las de la consolidación al margen de que la zona euro se encuentre en la UCI. La segunda, que nos encontramos ante los primeros presupuestos de la crisis en los que habrá una bajada de IRPF y del impuesto de sociedades para que los ciudadanos tengan más dinero contante y sonante en su bolsillo. Tercera, que el presupuesto apuesta por las personas, porque más de una tercera parte de las partidas se destinarán a gasto social, dejando atrás los dolorosos recortes.

Con el anticipo del pasado viernes, cuando el Gobierno adelantó las líneas generales de las cuentas del 2015, la realidad es muy distinta. La primera partida presupuestaria del 2015 volverá a ser una vez más el pago de intereses por la enorme deuda (ratio del 98% sobre el PIB, y creciendo) que arrastra España. A este capítulo, y no a gasto social, se destinarán 35.490 millones de euros el próximo año, lo que representa un incremento del 12% sobre los presupuestado en el 2014. Con esta enorme bola de deuda, que difícilmente se puede drenar con la inflación en cero y con las exigencias de cumplimiento del déficit, no hay margen para grandes malabarismos.

La segunda gran partida que presentará el Gobierno será el gasto social y lo hará echando mano del optimismo de la consolidación de la recuperación económica, que desoye cualquier peligro de contagio de la crisis de la eurozona. Se destinarán 27.970 millones de euros en aportaciones a la Seguridad Social, transferencias a los servicios públicos de empleo y a otros capítulos, un 14,8% menos que en el ejercicio del 2014. El principal argumento del Gobierno para rebajar este presupuesto es que en el 2015 menos personas perderán su empleo y que la tasa de paro bajará del 23%.

En la previsión del Gobierno se estima que se crearán 348.200 puestos de trabajo. Pero la crisis ha dejado un mercado laboral muy precario, con contrataciones temporales, sueldos extremadamente bajos y escasas posibilidades de recolocación para personas mayores de 45 años, mujeres y colectivos vulnerables. ¿Qué pasará con los 740.000 hogares (tres millones de personas) sin ningún ingreso que hay España? Los contratos indefinidos pesan solo el 6,43% del total de la contratación que se realiza en España y los puestos de trabajo se renuevan por días o por semanas.

No es momento de ahorrar en partidas sociales, sino de incrementarlas para proteger a las personas con situaciones especialmente necesitadas. Los desempleados, los funcionarios, los trabajadores de a pie y los pensionistas volverán a ser un año más las víctimas sobre las que recae el peso de la crisis. Para ellos solo habrá congelación de salarios o subidas mínimas.

Los Presupuestos del 2015 será también el primero en el que se prevé un incremento de la inversión del Estado, del orden del 6%, pero será minúscula, apenas de 300 millones, porque se parte de una base muy baja, y sin atender a ninguno de los compromisos contraídos con los estatutos de Catalunya y Andalucía.

En definitiva, cuadrar las cuentas del 2015 se encomienda a que la actividad económica mejore según lo previsto y eso permita ingresar por la vida de los impuestos 10.000 millones de euros más, que permitan compensar lo que cuesta la electoralista rebaja de impuestos (9.000 millones entre el 2015 y el 2016). Un ejercicio casi de fe.