tras la polémica de Uber

La economía colaborativa pone en apuros a los sectores tradicionales

Una turista sale del portal del piso turístico en el que se aloja en el centro de Barcelona.

Una turista sale del portal del piso turístico en el que se aloja en el centro de Barcelona.

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / Barcelona

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Internet y la economía colaborativa han lanzado un reto a la economía y a las medidas supervisoras de la Administración. Uber, la firma de taxis de internet, y Airbnb, empresa con sede en EEUU que comercializa alojamientos particulares para estancias turísticas, son los principales exponentes de los nuevos servicios de internet que causan el tembleque allí donde se proponen crecer. Airbnb ha recibido su primera multa en la Unión Europea por un importe de 30.000 euros por comercializar una oferta ilegal. La sanción le ha sido impuesta por la Generalitat de Catalunya, que amenaza además a la web con impedir el acceso a la plataforma desde cualquier IP situada en Catalunya si no rectifica.

El motivo de la sanción es que Airbnb comercializa, actuando como intermediario, habitaciones para turistas en viviendas particulares de Catalunya, lo que se está considerado como "oferta ilegal e ilegalizable" por la Generalitat.

De acuerdo con la normativa turística catalana, el alquiler turístico de alojamientos particulares ubicados en Catalunya está permitido siempre y cuando se ponga en alquiler una vivienda entera y se disponga del permiso adecuado. 

Tendencia imparable

La ofensiva legal de la administración catalana choca con las tendencias de los últimos tiempos, la colaboración internauta a la hora de adquirir servicios turísticos. Mientras la Generalitat insta a Airbnb a centrar su actividad en alojamiento legal (transparente desde un punto de vista fiscal y acorde con la normativa), lo cierto es que internet brinda el marco adecuado para que surjan negocios de toda índole, tanto de intercambio como de venta directa, difíciles de supervisar y con precios generalmente ventajosos para el cliente.

Como en Corea del Norte

¿Puede la Generalitat censurar el acceso a determinadas webs? Lo cierto es que como Corea del Norte o China, cualquier administración puede bloquear el acceso a determinadas páginas de internet, aunque necesita el apoyo de las operadoras de servicios de telecomunicaciones. A estas alturas se desconoce si obtendría ese apoyo o tendría que conformarse con la aplicación de multas crecientes y acordes con el beneficio de la actividad a censurar.

Fenómeno incontrolado

Y es que con la crisis inmobiliaria y la imposibilidad de vender activos inmobiliarios, muchos de estos pisos se han dirigido al mercado en forma de alquiler. En ese ámbito, el alquiler turístico de habitaciones es una actividad rentable. La campaña que ha realizado la Generalitat en los últimos meses para aflorar la oferta no declarada de pisos en alquiler ha dado pie a la apertura de 55 expedientes. Pero el número de webs que comercializan pisos o habitaciones a turistas ha sido evaluado en unas 2.000 hasta ahora, una cifra demasiado elevada para considerar que el fenómeno está bajo control.  

Fundada en el 2008 en San Francisco, Airbnb facilita el alquiler de habitaciones o viviendas de particulares a turistas, práctica que se ha dado siempre en el entorno rural y que llega a la ciudad con fuerza. En la actualidad, la compañía ofrece 600.000 plazas en 34.000 ciudades de 192 países. En España, tiene más de 55.000 espacios, un 63% más que en el último año.

Crisis de los hoteles de Barcelona

El gremio hotelero se siente amenazado. Pese a que la presencia de turistas en Barcelona es cada vez más elevada, lo cierto es que la mayoría no pasa por los hoteles de la ciudad. Entre los turistas que llegan del Maresme, los que atracan tras llegar en un crucero y los que duermen en pisos turísticos, la rentabilidad por habitación en la ciudad se ha desplomado. En fuentes del sector aseguran que el cartel de 'en venta' está de manera confidencial en la mayoría de hoteles de la ciudad, incapaces de conseguir los objetivos de rentabilidad mínimos. El precio de los hoteles en Barcelona puede estar en el entorno de los 150.000 euros por habitación, una tercera parte que en la mayoría de ciudades equivalentes en el resto de Europa. 

Beneficio para la ciudad

Ante la ofensiva legal, en Airbnb responsabilizan a los propietarios de si pagan o no los impuestos. Aseguran, según un estudio de la consultora Dwif Consulting, que el alquiler de pisos turísticos aporta 128 millones de euros a Barcelona cada año. Además, los turistas que eligen un piso turístico más barato se quedan más tiempo en la ciudad y distribuyen su gasto de manera distinta que aquellos que se lo gastan todo en el hotel. 

Activos ociosos

La mayoría de los analistas consideran la economía colaborativa un fenómeno imparable que requiere una nueva regulación. Pero el control es hoy por hoy imposible. Un nuevo entorno da alas a la eliminación de intermediarios. Del simple intercambio de bienes es fácil evolucionar a plataformas de comercialización entre personas. Hay muchos activos ociosos, palabro con el que los economistas describen esas inversiones fallidas que tanto abundan. Las nuevas aplicaciones colaborativas son un mecanismo lógico para eludir el impacto de la crisis.