Dual

Ahora que vuelve el vinilo y los fabricantes de tocadiscos (pick up para los modernillos) reviven tiempos pasados, habría que recordar que lo del tocata con dos altavoces separados y colgados en las esquinas del guateque también es cosa del pasado. La dualidad que ahora reclama Juan Rosell, distinta de la que practican los alemanes de aula y taller, es la que tampoco se lleva: una parte del dinero para formación que se recauda a través de la nómina, para los sindicatos y la otra para la patronal. Entre otras razones, porque se olvida que hay otra área educativa que corresponde a las Administraciones (Estado y autonomías) que tampoco funciona como es debido, la Formación Profesional reglada.

Si los empresarios quieren reprochar a la ministra Báñez y al ministro Wert la mala aportación al sistema productivo de una deficiente FP, razones no les faltará. Pero regatear unos fondos tan mal administrados por patronos y sindicatos como los de formación de parados y de ocupados, en plan desafiante como hace la CEOE agrava el problema: no solo porque puede delatar el uso sospechoso que se ha hecho de ese dinero sino porque no aborda la evidencia de que hay cientos de miles de parados no empleables. Hoy el sonido es inmersivo, sale de cualquier parte.