REUNIÓN DE LOS BANCOS CENTRALES MUNDIALES

Draghi se desmarca de la rigidez de las políticas de austeridad de la UE

Una joven en Wyoming con un cartel de protesta en el que pide a Yellen que pregunte a los trabajadores si quiere saber cómo va el mercado laboral.

Una joven en Wyoming con un cartel de protesta en el que pide a Yellen que pregunte a los trabajadores si quiere saber cómo va el mercado laboral.

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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En la conferencia anual de Jackson Hole, celebrada cada verano en las montañas Rocosas de Wyoming, se supone que son los anfitriones los que deben acaparar el brillo de la reunión. Pero el presidente del Banco Central Europeo (BCE) se saltó este viernes esa regla no escrita acaparando el protagonismo con un discurso en el que se distanció de las rigideces de las políticas de austeridad que han dominado los destinos del continente desde el final de la crisis financiera. Ante el estancamiento en ciernes y cada vez menos cartuchos en la recámara, Mario Draghi instó a los Gobiernos europeos a que pongan de su parte apostando por políticas fiscales expansivas.

Para Draghi era su primera comparecencia en Jackson Hole desde que asumió la presidencia del ECB en el 2011. Lo mismo que para Janet Yellen, la mujer al frente de la Reserva Federal que le precedió en la agenda del día. Pero el momento para cada uno no podía ser más diferente. La economía de EEUU creció en el último trimestre el 4% del PIB; la europea se estancó en el 0,2%, con números negativos en Alemania, Francia e Italia, los tres pesos pesados del continente. La primera tiene el 6,5% de paro; la segunda casi el doble, el 11,5%.

En este contexto, las dudas respecto a la FED estriban en conocer la intensidad con la que se dispone a frenar los estímulos, el momento en que decidirá subir los tipos de interés. Todo lo contrario que sucede con el BCE, al que muchos reclaman más munición para ventilar la economía. En este sentido Draghi afirmó que, en estos momentos, «tiene más riesgos hacer menos que hacer más», teniendo en cuenta que la inflación interanual de la eurozona está en el 0,4%, muy por debajo del 2% y lejos de todo riesgo de recalentamiento.

Medidas no convencionales

Pero también indicó que es reacio a embarcarse en un programa masivo de compra de bonos a menos que los Gobiernos cooperen. A su juicio, para que el Quantitative Easing sea efectivo a la hora de apuntalar la recuperación debería ir acompañado de políticas fiscales que incentiven la inversión y el consumo para acompañar a las reformas estructurales. «Para el marco político general, sería útil si la política fiscal pudiera desempeñar un papel más destacado junto a la política monetaria. Yo creo que hay espacio para hacerlo, aunque tomando en cuenta nuestras condiciones iniciales específicas y las limitaciones legales», aseguró Draghi.

Sus palabras marcan un cambio de tono respecto a la línea predominante de los últimos años, en los que se ha impuesto la doctrina alemana, la idea de reducir los déficits a cualquier precio al tiempo que se implementaban reformas estructurales a menudo traumáticas. Draghi incluso abogó por dar más flexibilidad a los Estados para que puedan cumplir con los criterios de estabilidad de la eurozona, para que reduzcan los déficits a un ritmo más marcado por la sensatez que por los despachos. Esa es la idea que preconiza el primer ministro italiano, Mateo Renzi, y a buen seguro sus palabras habrán sido bien recibidas en Roma y en París. Esta edición de Jackson Hole, el equivalente norteamericano a Davos, que reúne cada verano a la élite académica y a numerosos banqueros centrales, estaba dedicada a las dinámicas del mercado laboral. Y el discurso de Yellen hizo más hincapié en el empleo que el de Draghi.

La presidenta de la FED señaló que la economía estadounidense sigue mejorando, pero el empleo está todavía lejos de alcanzar las condiciones óptimas, debido a la baja tasa de participación, el estancamiento de los salarios y los elevados niveles de paro de larga duración. Esta suma de factores invita a la prudencia. Yellen reiteró que el banco central de EEUU dejará de comprar bonos en el mes de octubre, pero apenas dio ninguna señal nueva sobre cuándo podrían empezar a subir los tipos de interés, algo que no sucede desde hace ocho años. Los inversores predicen que no lo harán por lo menos hasta mediados del 2015.