Las finanzas de la Generalitat

Dos trenes a toda velocidad

Mas interviene en el pleno del Parlament, ayer.

Mas interviene en el pleno del Parlament, ayer.

MARÇAL SINTES
PERIODISTA

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Hace mucho queArtur Masy los partidos catalanes discuten sobre lo que CiU ha venido en llamar «pacto fiscal en la línea del concierto». No en vano esta fue, como se recordará, la propuesta estrella del programa con el queMasganó las elecciones del 2010 al Parlament. Asegurar que se reduce el insoportable déficit fiscal (la diferencia entre el dinero recaudado a particulares y empresas catalanes y la parte que se destina a Catalunya) es la principal meta, con la que está de acuerdo una amplísima mayoría de los ciudadanos del país.

La justicia de la demanda catalana junto con el apoyo de la población son las dos principales bazas con que cuenta Catalunya. Ambas animaron aMasa apostar fuerte, situando la propuesta, además, en el contexto del derecho a decidir. Tan fuerte ha apostadoMas que no hay marcha atrás. Ni tan solo es posible el desenlace tradicional, que pasaría por aceptar unos cuantos millones más y acto seguido explicar que se ha conseguido la mejor financiación de la historia. Los nacionalistas catalanes lo han dejado claro: antes el fuero que el huevo, o sea, esta vez hay que cambiar las reglas.

El primer contratiempo realmente importante paraMasfue la mayoría absoluta deMariano Rajoy. La fuerza de los votos de CiU en Madrid era necesaria estéticamente, pero nada más que eso. El segundo ha llegado con la terrible espiral de la crisis.

Pero no solo ha sucedido que la mayoría absoluta y la crisis han fortalecido la posición deRajoy ante el desafío catalán, sino que ha puesto las bases para que el PP lanzara un desafío mucho mayor, pues persigue socavar los cimientos del modelo autonómico, en una maniobra a la que nadie se había atrevido desde la transición y que tiene a Catalunya como pieza de caza más deseada.

El Gobierno del PP, por medio de todo tipo de estratagemas e incumplimientos, centrifuga el déficit público hacia las autonomías y, además, las presiona exigiéndoles un colosal esfuerzo, esfuerzo que la administración central no se aplica a sí misma en similar medida. Así, se empuja a las autonomías más endeudadas, como Catalunya, hacia el rescate, lo que las deja a merced deRajoy.

En paralelo, el PP y su entorno mediático señalan a las autonomías como las grandes culpables. El PSOE a veces es cómplice, a veces simplemente consiente un tipo de propaganda antiautonómica que, con el tiempo -pues nada tiene de nueva-, ha calado en el conjunto de la sociedad española.

Lo que se anunciaba como un choque de trenes porque Catalunya estaba, está, decidida a acabar con la asfixia financiera a la que se la somete, es decir, porque el tren catalán se lanzaba sobre el español, se ha convertido en algo mucho más pavoroso, esto es, en dos trenes circulando a toda velocidad en sentidos contrarios, uno contra el otro. Sobre todo si consideramos que el catalán es a todas luces de los dos el menos robusto.