PRÓXIMO DESALOJO, MADRE SOLTERA y «PATADISTA»

"En 12 días estaré con 2 hijos en la calle"

AL MENOS CUATRO FAMILIAS del Gornal se enfrentan a demandas de desalojo por ocupar viviendas oficiales vacías en el barrio. Sin trabajo y con escasos ingresos, todas comparten un mismo temor: perder la custodia de sus hijos por no tener una casa. No comprenden por qué la Administración mantiene pisos vacíos mientras se niegan a familias necesitadas.

La mujer con la orden de desalojo en el balcón de su casa.

La mujer con la orden de desalojo en el balcón de su casa.

DAVID PLACER

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es vecina del Gornal desde hace más de un año pero en breve tendrá que abandonar el piso protegido de Adigsa, la empresa pública de la Generalitat, que ocupa de forma ilegal. Con una hija de 5 años y un bebé de 2, no sabe adónde acudir. Desempleada desde hace más de dos años, sobrevive con las ayudas económicas de su familia y lo que recoge en la chatarra y en la basura. Estos días ha comenzado a embalar sus cosas personales pero no sabe adónde podrá dirigirse.«Estoy muy preocupada porque en 12 días estará con dos hijos en la calle. Estuve tomando pastillas por los nervios que tengo, pero lo he dejado porque me hacían dormir mucho. Tengo dos hijos y a la mayor la tengo que llevar al colegio»,asegura la vecina que prefiere mantener el anonimato.

La mujer, de apenas 30 años, vive con el temor de que la Generalitat le retire la custodia de sus hijos si no logra conseguir otra casa. Por ahora, ha logrado que unos amigos le ofrezcan una caravana, que utilizará solo en caso de emergencia, porque tiene miedo de que su hijo asmático, y con constantes afecciones respiratorias, vuelva a recaer en un lugar donde no tendrá calefacción.

Carga familiar

«Intento ver el lado positivo a las cosas porque si no te vienes abajo y tengo que seguir luchando por mis hijos. Ya no busco trabajo porque no podría. Tengo que estar cuidando a mi hijo con asma y se me ha ido el tiempo buscando vivienda, yendo a Adigsa y pidiendo ayudas al ayuntamiento»,explica la inminente desahuciada.

Lapatadista, como son conocidos los ocupantes que derriban a patadas las puertas de estas viviendas, asegura que no se niega a pagar un alquiler, pero que pide a la Administración que le asigne un alquiler ajustado a sus ingresos. La ocupante no entiende de listas, ni de procesos ni de evaluaciones de los servicios sociales. Le cuesta entender por qué los procesos legales de tramitación son mucho más lentos que su necesidad de conseguir una vivienda.

Hasta hace pocos meses, la mujer en paro pensaba en volverse a meter en otro piso oficial vacío, pero ahora esta opción es mucho más complicada por la vigilancia que ha contratado Adigsa para evitar nuevas okupaciones.

La familia cuenta con un complicado historial de vivienda. Tras casarse, la joven mujer compró un piso con su exmarido, pero no pudo afrontar los pagos de la hipoteca. Tras fallar en su primer y único intento para obtener una vivienda propia, optó por ocupar de forma ilegal un local hasta que fueron desalojados. Tras ese capítulo consiguieron una casa barata que le alquilaron unos conocidos, pero al poco tiempo tuvieron que marcharse porque el propietario decidió alquilársela a unos familiares.

De inquilina a 'okupa'

Entonces, y guiada por los conocidos del barrio que controlan los pisos de protección oficial vacíos, entró en un piso que ya tenía«patadistas dentro». La mujer logró dar de alta los servicios de luz y agua a su nombre a pesar de no tener un contrato legal de alquiler. También se pudo empadronar.«Un patadista me alquiló una habitación pero al poco tiempo se marchó. Entonces tomé el control del piso y así hasta hoy»,explica la mujer.

Últimamente suele salir con otra vecina del bloque (también patadista) a buscar comida en los supermercados o en los contenedores.«Tengo una hermana que trabaja en una panadería y a veces me trae leche o galletas. Esa es una ayuda muy importante para nosotros, pero tampoco me puede ayudar mucho porque también está ahogada con su hipoteca por la que paga ahora más de 1.000 euros»,asegura.

Pese a su situación, nunca ha podido conseguir uno de los pisos que Adigsa mantiene vacíos para«emergencias sociales».