El día después y el voto de los mercados

JESÚS RIVASÉS

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El día después de la noche más larga del PPMariano Rajoy, con el argumento de que el PP ha sido el partido más votado, todavía creía que su apuesta por la economía acabará por darle la razón, aunque cada vez le queda menos tiempo. Los mercados y las grandes instituciones aplauden desde hace meses las políticas económicas españolas, puestas como ejemplo en todas partes. Sin embargo, los ciudadanos, al votar el domingo 24-M, no parecen estar tan de acuerdo. El PP, efectivamente, ganó en el total de votos en las elecciones municipales y autonómicas, pero eso no le impidió sufrir una brutal pérdida de poder en los grandes ayuntamientos, con Madrid y Barcelona a la cabeza, y en muchas comunidades autónomas. Los mercados, en forma de importante caída del Ibex 35, ya han empezado a decir que no les ha gustado mucho lo ocurrido y, aunque los ciudadanos son soberanos -faltaría más-, en un país con déficits crónicos, que necesita pedir prestado dinero para llegar a fin de mes, la opinión de los prestamistas es fundamental.

En Madrid, la nueva política la personaliza Manuela Carmona, una jueza de 71 años, de larga trayectoria comunista, que aupada desde el entorno de Podemos, gobernará el ayuntamiento con el apoyo del PSOE, que se ha despeñado en el municipio madrileño. En Barcelona, lo nuevo es Ada Colau que, finalmente, ha logrado pasar del escrache hasta la poltrona municipal, con el mismo impulso radical-neocomunista, tras lograr un solo concejal más que el convergente Xavier Trias, lo que significa que su opción tampoco es tan mayoritaria, mientras el experimento multipartidista empieza a ponerse en marcha. Por cierto, el 24-M ha demostrado que el sistema electoral no impide el pluripartidismo y fomenta el bipartidismo. No, el hasta ahora bipartidismo imperfecto era el resultado de la decisión de los votantes. Así de simple.

Populares, socialistas y nacionalistas moderados, más o menos independentistas, lograron que en los últimos 30 años, Madrid y Barcelona, se convirtieran en grandes y muy modernas ciudades del mundo, reclamo del turismo y foco de inversiones. El salto adelante que dieron Madrid y Barcelona desde 1980 hasta ahora es tan increíble como espectacular, apoyado, con matices, en políticas oscilantes entre un liberalismo bastante matizado y una socialdemocracia similar. Los experimentos Carmena y Colau, de inspiración radical-neocomunista, nada muy nuevo por tanto, empiezan ahora. Veremos. De momento, los mercados no aplauden y en Madrid, el equipo de la futura alcaldesa no es partidario, por ejemplo, de una operación, Chamartín, que supone una inversión de 6.000 millones de euros, de los que 3.000 millones irían a parar a las Administraciones Públicas. Desde Barcelona, llegan ecos de que Ada Colau pide paralizar la tramitación de algún proyecto. «Populismo de izquierdas»; ya lo dijo Pablo Iglesias, «es clave para el cambio».