Cuando la ciencia llega al plato

El Centro Tecnológico de Nutrición y Salud de Reus lleva la innovación al campo

LABORATORIO. Un trabajador en acción en el CTNS de Reus.

LABORATORIO. Un trabajador en acción en el CTNS de Reus.

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De tratarse de una historia de ciencia ficción, serían creadores de alimentos mágicos. Casi. En el Centro Tecnológico de Nutrición y Salud (CTNS) de Reus, más de una veintena de investigadores diseñan alimentos inteligentes y funcionales, mejoran y hallan nuevos ingredientes y demuestran científicamente sus propiedades saludables; revalorizan los subproductos alimentarios y, sobre todo, ayudan a «innovar en el sector agroalimentario, maltratado a pesar de ser el primero en aportación al PIB en Tarragona, en Catalunya y en España», relata el director del CTNS, Lluís Arola.

En las mismas instalaciones, justo delante del Hospital Universitario Sant Joan, se encuentra el Centro de Ciencias Ómicas (COS), donde se estudian las moléculas desde un punto de vista global y «podemos obtener biomarcadores sin límite», se entusiasma Arola.  El presupuesto del centro es de 1,4 millones de euros. El 35% lo cubren con ciencia básica, orientada a convocatorias públicas, como el proyecto europeo Smart Foods, que busca alimentos inteligentes, capaces de proteger el organismo del abanico de enfermedades del mundo occidental, como la obesidad, o la diabetes. El 65% restante proviene de encargos del sector privado, tan confidenciales que Arola declina incluso citar algún cliente.

El CTNS no está lejos de ser autosuficiente. El centro ha ganado un concurso internacional de más de medio millón de dólares organizado por una agencia del estado norteamericano de Florida. El objetivo es diseñar un zumo de naranja enriquecido. El proyecto se iniciará en septiembre y, a lo largo de 30 meses, el CTNS investigará si la hesperdina, un ingrediente de la naranja, mejora la presión arterial y lo ensayará en el hospital en más de 250 personas.

Poner en valor es una demanda cada vez más solicitada por la industria alimentaria, tanto para aprovechar al máximo los productos como para reducir los costes de su gestión medioambiental. Así, las finas pieles que recubren las avellanas son beneficiosas para prevenir el cáncer de colon y Unió Corporació Alimentària, que encargó el proyecto, ha convertido lo que antes era un residuo en una patente comercial.

El presidente del AINS, Josep Moragas, aboga por innovar como «único modo de competir en un mundo global». ESTHER CELMA