Con motivos para el 14-N

Pintadas en la Universidad de Valencia a favor de la huelga.

Pintadas en la Universidad de Valencia a favor de la huelga.

OLGA GRAU
BARCELONA

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La huelga que hoy aspira a paralizar el país durante 24 horas se construye con motivos más generales que anteriores convocatorias de la democracia, pero viene cargada de razones. A diferencia de otros paros, en los que la protesta iba dirigida contra la reforma laboral, la reforma de las pensiones o el plan de empleo juvenil, con la clara intención de echar atrás las respectivas leyes, la huelga del 14-N quiere conjugar el malestar de la sociedad española contra los ajustes sin fin, los recortes y la política de austeridad llevada al límite, que ha sumido a España y a los países del sur de Europa en una recesión profunda que amenaza el Estado del bienestar.

No se trata de una iniciativa únicamente española, sino que nace en el seno de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y cuenta en España con el apoyo de CCOO, UGT y buena parte de los integrantes de la Cumbre Social. Al paro español se sumarán hoy Portugal, con una huelga general; Italia, con un paro de cuatro horas; y Grecia, con uno de tres, tras la huelga de 48 horas realizada la semana pasada. En Francia y Alemania habrá manifestaciones y concentraciones de protesta convocadas por los sindicatos. En todas las capitales de provincia españolas se llevarán a cabo manifestaciones por la tarde (en Barcelona, a las 18 horas en Plaça Catalunya) en protesta por la política económica del Gobierno.

La huelga tiene lugar en España tan solo ocho meses después del último paro general, celebrado el pasado 29 de marzo, cuando Mariano Rajoy cumplía tan solo 100 días en la Moncloa. La economía atraviesa un momento de máxima excepcionalidad que justifica el descontento social. Desde el 2010, el paro ha pasado de afectar a 4.573.000 españoles, a sumar 5.773.100 personas sin empleo, camino de rozar los 6 millones a finales de este año. El Producto Interior Bruto (PIB) no logra despegar tras caer un 0,1% en el 2010, aumentar un ligero 0,4% en el 2011 y apuntar hacia una caída del 1,5% para este 2012. Los ingresos no dejan de desplomarse por lo que se convierte en misión imposible reducir el déficit al ritmo exigido por Europa.

RECORTES / El alza del desempleo y el descenso del consumo se comen el efecto de los ajustes iniciados en el 2010 por el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero y mantenidos e incrementados por el Gobierno de Rajoy en el último año. Las reformas se iniciaron el 12 de mayo del 2010 cuando el expresidente Zapatero presentó el primer gran plan de la crisis, con un recorte de 15.000 millones, la congelación de las pensiones y la rebaja de un 5% del sueldo a los funcionarios.

Al primer hachazo se sumó una primera reforma laboral, una modificación del IVA y un paquete de liberalización y privatizaciones por valor de 14.000 millones, que no llegó a completarse. En el 2011, Zapatero aprobó alargar la edad de la jubilación hasta los 67 años de forma gradual y llevó a cabo la reforma exprés de la Constitución para imponer el déficit cero.

El mandato del PP, con mayoría absoluta, acumuló en solo tres meses una reducción global de 53.000 millones, con un ajuste de 10.000 millones a las autonomías, recortes en educación y sanidad y otra reforma laboral para abaratar el despido. Paralelamente, el Gobierno solicitó a la UE) un rescate de 100.000 millones para la banca española, básicamente para tapar el agujero de Bankia, que se sumaron a los préstamos y avales anteriores , por valor de 187.145 millones. Además, anunció una subida de los tipos generales del IVA, recortes en el gasto de la función pública y en el seguro de desempleo.

Rajoy, que ayer asistió al Congreso Nacional de Directivos de la APD en Valencia, no se refirió en ningún momento a la huelga general ni a la problemática de los desahucios. Sí se atrevió a predecir que la economía española «volverá a crecer en el 2014», aunque para ello auguró que el esfuerzo a realizar será todavía «muy elevado», informa Laura López. Habrá que acometer aún -según dijo ante los 1.500 directivos de toda España que asistieron al congreso- «una larga senda de reformas y muchas batallas». El presidente fue recibido y despedido en la calle con el abucheo de manifestantes, afectados por los desahucios y ciudadanos indignados, con lemas como El próximo parado debe ser Mariano.