MERI MESTRE / EL RAVAL

Compartir, la única solución

Meri Mestre, en su piso de alquiler que comparte en el centro.

Meri Mestre, en su piso de alquiler que comparte en el centro.

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La historia de Meri Mestre, de 22 años, sigue el patrón que más se repite entre muchos jóvenes estudiantes. Cursando estudios universitarios y con un limitado bolsillo basado en su sueldo de becaria, solo ha podido acceder al mercado del alquiler compartido, ya que su presupuesto no alcanza para más de 300 euros. «Los precios de Barcelona son caros y desde mi punto de vista, están alejados de la realidad porque con el salario que ganamos muchos jóvenes casi no nos permite vivir. Yo siempre he cuidado mucho la higiene y el mantenimiento de la vivienda, y a cambio me gustaría que las condiciones de acceso fuesen más flexibles. Sin ir más lejos, las inmobiliarias imponen unos duros requisitos, como los dos meses de fianza, y duelen. Alquilar un piso entero es impensable, estuve mirando por curiosidad y costaba el doble o el triple», narra la chica.

Su búsqueda se circunscribía a las zonas de Sant Antoni y el Raval porque, argumenta Mestre, «son las más céntricas, hay ambiente joven y no son tan ruidosas como el Gòtic». Su periplo duró tres meses, el tiempo que tardó en encontrar una habitación que reuniese las características que pedía. El resultado ha sido positivo. «Es una casa muy bonita, tenemos una relación excelente con los propietarios y estoy muy a gusto con mis cuatro compañeros. El inconveniente es que medio piso es interior»,  apunta la estudiante.  M. M.