+INNOVACIÓN

El ciclo del emprendedor 'mobile'

Los numerosos casos de compañías exitosas, el aumento de la financiación y la capitalidad mundial del móvil de Barcelona impulsan a muchos jóvenes y no tan jóvenes a lanzar su propia 'start-up'

CONGRESO.  Asistentes del 4YFN de la pasada edición, en febrero del 2014.

CONGRESO. Asistentes del 4YFN de la pasada edición, en febrero del 2014.

JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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El perfil del emprendedor tecnológico está cambiando. Ya no solo son jóvenes de entre 20 y 30 años que buscan la manera de comerse el mundo, sino que cada vez hay más profesionales de entre 30 y 45 años que dan el salto a la creación de empresas porque ven que hay posibilidades reales de triunfar. El número de start-ups se están multiplicando debido al buen posicionamiento de Barcelona, los casos de éxito y el aumento de la financiación; una suma de factores que desde la administración confían que acabe significando un cambio en la economía productiva del país.

Pero emprender no siempre es fácil, y menos cuando precisamente cada vez hay más competencia. Los emprendedores se tienen que enfrentar a diversos retos no solo en la creación de la empresa, sino incluso antes. Cómo lidiar con las ideas, los primeros pasos, encontrar compañeros de viaje, programas de incubación o aceleración, la búsqueda de la financiación, la presentación... Son muchas las tareas a completar en un mercado donde el tiempo es oro. Pero, como asegura Aleix Valls, director de emprendimiento e innovación de la Mobile World Capital Barcelona, «nunca antes se han dado mejores condiciones en Barcelona para emprender una start-up», en especial mobile.

La cuna de los emprendedores continúa siendo las universidades. Por ejemplo, Simón Lee, cofundador de Incubio, explica que asisten a muchas presentaciones de trabajos de fin de carrera en las universidades para encontrar nuevos profesionales de videojuegos. Al mismo tiempo, está naciendo otro perfil de emprendedor mobile «Antes, muchos grandes profesionales destacaban en sus empresas y eran fichados por grandes consultoras. Ahora, muchos se plantean en ese momento por qué no montar una start-up y triunfar», explica el inversor (ex- Nauta) Oriol Juncosa. Lee completa: «Aún queda por hacer. Falta mucha ambición emprendedora».

LOS MEJORES

Tener una buena idea, un buen proyecto, suele ser el inicio de esta larga etapa. Los emprendedores mobile suelen ser buenos en una de las tres ramas de la empresa: negocio, programación o márketing/ventas, pero no en las tres. Por ello, rodearse de los mejores compañeros es casi lo más importante. «Siempre es buen momento para emprender cuando hay un buen proyecto, pero sobre todo cuando se tiene el equipo adecuado para llevarlo a cabo. Si no, en las incubadoras ayudamos a encontrarlo», explica Lee.

Las incubadoras hacen que proyectos en estado muy preliminar puedan iniciarse, consolidarse, crecer gracias a la aportación económica y a la creación de equipo. Las aceleradoras, que proyectos más definidos e iniciados puedan escalar (crecer) mucho más rápido. Cómo no, entrar en estos programas no será fácil, pero las ventajas son numerosas. «Ayudamos a crecer más y más rápido. Es un periodo intensivo con todo lo que una start-up puede necesitar», señala Julian Vinué, director de Wayra Barcelona,  la aceleradora de empresas de Telefónica.

Pero con una idea y buen equipo seguramente no será suficiente. En un mundo tan cambiante como el sector móvil, para crecer rápido y llegar a más países se necesita financiación. En este sentido, los emprendedores están de enhorabuena: «El éxito de empresas como Wuaki.tv, Trovit, Wallapop... hace que los inversores internacionales se fijen en el trabajo que se está haciendo en Barcelona. Además, los propios emprendedores que han ido vendiendo sus empresas, además de reemprender, están invirtiendo. Cada vez hay más financiación», cuenta Juncosa.

Si el producto es bueno, si se escala y el público responde, nada mejor que dar a conocer la idea, y en este caso acontecimientos como el 4YFN de Barcelona «es el mejor escaparate para dar a conocer las start-up, ponerse en contacto con inversores, otros profesionales...», completa Valls.

El camino no es corto ni fácil, pero puede valer mucho la pena.