OPINIÓN

¿Catalunya es a España lo que Gran Bretaña a la UE?

JOAN TAPIA

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El jueves dominó la inquietud ante el triunfo en Barcelona de Ada Colau pese a la presencia de Artur Mas, Luís de Guindos y Albert Rivera, que sedujo con una intervención fresca, seguida en silencio pero con complacencia, por su avalista económico Luis Garicano.

Ayer, mas inquietud. Empezó con la pregunta del presidente del Banc Sabadell Josep Oliu -fallecido Emilio Botín, es el banquero mas desacomplejado- a Martin Wolf, el gurú económico del Financial Times sobre el Grexit, la salida de Grecia del euro; el Brexit de Gran Bretaña de la UE, y el Catexit, de Catalunya de España. Wolf -británico- guardó las formas, aconsejo repensar las decisiones (como los escoceses) y confió en la sensatez de los catalanes y los españoles para llegar a un acuerdo (aplausos). Quedó lo que dijo de Gran Bretaña y Europa: «El Reino Unido siempre será un miembro difícil de la UE. Queremos un acuerdo que nos permita estar dentro del sistema pero sin ser molestados demasiado por el sistema». ¿Se puede aplicar la frase a Catalunya y España?

El plato fuerte era Pedro Sánchez. Llegó convencido de que la caída del PP en las elecciones del domingo indica que España quiere «un tiempo de cambio» que renueve pero no rompa el sistema y que aliente la modernización económica, con un crecimiento «inclusivo» y justo, distinto al actual.

Para dirigirlo -no lo dijo pero se desprende- el PSOE debe guardar un difícil equilibrio. Ser lo bastante crítico (y pactar con Podemos) para sustituir al PP en muchos gobiernos y ser visto más como un agente de cambio que de continuación del bipartidismo. Pero también mostrar prudencia para no generar inquietud. Impedir que el PP esgrima el miedo a lo desconocido.

Resultado, la cautela. Lo mejor de Sánchez fue su rechazo a la escasa «calidad institucional» que actúa de freno al crecimiento. El PIB de España es el decimotercero del mundo, pero el informe del World Economic Forum, (sobre 144 países) nos sitúa en el puesto 34 en competitividad y ello se debe a que en «calidad institucional» (como la administración de justicia) bajamos a un vergonzoso puesto 73.

Sánchez usa este indicador de origen liberal, aunque acto seguido critica la reforma laboral que la mayoría de los asistentes a la jornada del Cercle cree que ha ayudado a la vuelta al crecimiento. Eso sí: también admiten, que los bajos salarios no benefician las cuentas de la Seguridad Social, como demuestra que el gobierno de Rajoy ha reducido el fondo de reserva de las pensiones.

La defensa de la Constitución y de la reforma del Senado que hizo Sánchez gustó al auditorio, que esperaba más en la cuestión catalana. El líder socialista no quiere arriesgarse a que el PP le tilde de catalanista, como le pasó a Zapatero.

La valoración final fue que había hablado demasiado de los fallos del PP pero le faltó autocrítica. Un inteligente empresario resume: «El PP ha cometido muchos errores pero ni Artur Mas puede afirmar que Catalunya es como Dinamarca, y que España se asemeja a Extremadura, ni Pedro Sánchez presumir de ser la socialdemocracia alemana frente al oscurantismo del PP».