En busca del equilibrio

El déficit se desviará en el 2017, pero se prevé que acabe en el 0,3% del PIB al año siguiente

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya no menciona el déficit cero que hizo famoso en la anterior etapa del PP en el Gobierno. Ahora la moda es el equilibrio presupuestario, que se puede casi alcanzar en el 2018, cuando los números rojos del conjunto de las administraciones públicas serán del 0,3% del producto interior bruto (PIB), según las previsiones 2015-2018 enviadas a Bruselas por el Gobierno.

Lo cierto es que los números rojos públicos se desviarán en el 2017 con respecto a lo previsto en el plan anterior (2014-2017). Así, el déficit del conjunto de las administraciones será del 1,4% del PIB, tres décimas más de lo recogido en el anterior plan. Y ello se deberá a que ni la Seguridad Social ni las comunidades autónomas alcanzarán el equilibrio que se presumía con anterioridad que iban a lograr ese ejercicio y cerrarán ese año con un desfase de caja equivalente al 0,2% y al 0,1% del PIB, respectivamente.

En todo caso, el Gobierno mantiene el objetivo de recortar el déficit público al 4,2% del PIB este año y al 2,8% en el ejercicio siguiente. En base a estas previsiones oficiales, España saldrá del procedimiento de déficit excesivo el año que viene, al situarse el saldo negativo por debajo del 3%.

Otro de los cambios con respecto al programa de estabilidad 2014-2017 tiene que ver con la deuda pública. A diferencia de lo estimado con anterioridad, el volumen de pasivo en manos públicas no llegará en ningún momento a superar el 100% de la riqueza que genera el país. Así la ratio alcanzará su máximo, el 98,9% del PIB este mismo año, una cifra menor que el 100,3% estimado inicialmente.

El Gobierno espera que a partir del 2016 comience a reducirse hasta situarse en el 98,5%, y seguirá cayendo en el 2017 (96,5%) para colocarse en el 93,2% en 2018. Esta evolución se verá favorecida por «el impulso del crecimiento económico, la caída del gasto en intereses y la mejora del saldo primario (sin contar la carga financiera), que registrará superávit en el 2016».

Las estimaciones del Ejecutivo apuntan a que los ingresos y los gastos públicos convergerán conforme avance la legislatura, que acaba este año, hasta situarse en el entorno del 38% del PIB en el 2018, alrededor de un punto por debajo de las previsiones anteriores.

El Ejecutivo asegura que la rebaja fiscal, cuya primera fase se ha aplicado este año y la segunda se pondrá en marcha a partir de enero próximo, impulsará la demanda interna, generará empleo y ampliará las bases imponibles (las rentas e ingresos de hogares y empresas sujetas a tributación).

Quizás por ello, la presión fiscal (el peso que los ingresos tributarios tienen sobre el conjunto de la economía), permanecerá estancada en el 33,8% del PIB este ejercicio y el próximo, según las proyecciones oficiales. En cambio, a partir del 2017 dará un salto y la recaudación fiscal pasará a comerse una mayor porción de la tarta, hasta situarse en el 34,2% en el 2017 y en el 34,4% en el 2018.